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¿Tuvieron mejor sexo los comunistas?

En noviembre se cumplen 30 años de la caída del muro de Berlín. Habrá un tsunami informativo y audiovisual. Tal vez en este aniversario cobren más relevancia los análisis sobre la alternativa al capitalismo del siglo XX, desde 2009 la desigualdad no ha hecho más que aumentar

21/09/2019 - 

VALÈNCIA. Cuando cayó el muro de Berlín -este año se cumplen tres décadas-, académicos analizaron las diferencias entre los alemanes crecidos en el comunismo y el capitalismo. En el apartado sexual, los datos que arrojaron las investigaciones fueron que había el doble de orgasmos en el Este que en el Oeste. Las relaciones sexuales eran "más tempranas", "de mayor calidad" y "más frecuentes" en la RDA, donde se abordó la educación sexual, pero hacia los padres, promoviendo que no se interfiriera en el sexo entre adolescentes.

La RDA fue la perla del comunismo mundial junto a Checoslovaquia. Para reconstruir la vida de las cenizas de la II Guerra Mundial no vino mal la economía planificada y el igualitarismo, aunque su saldo en Derechos Humanos fue condenable. Cuando el desarrollo alcanzó la sociedad posindustrial, una economía sin ánimo de lucro cayó en el estancamiento. El debate sobre introducirlo estuvo en el seno de los comunistas desde los 60, pero se impuso la ortodoxia. Así llegó la deuda, la imposibilidad de devolverla y el desmantelamiento final del sistema. Con la llegada del capitalismo, perdieron su empleo un 60% de trabajadores de la RDA.

Esta historia, aunque se sigue contando desde ópticas diferentes en la actualidad, está trillada. Sin embargo, hubo un curioso punto de vista en el que la RDA fue brillante de manera inequívoca y, casualmente, es un asunto que obsesiona a las sociedades del siglo XXI: la sexualidad.

Hay publicados varios libros que desarrollan el tema, como los de Dagmar Herzog, investigadora que aparece en un documental alemán de título muy descriptivo ¿En el Este amaban de forma diferente? El sexo en la Alemania dividida. y que es el que traemos a colación. Su autor, André Meier, está especializado en la RDA. Su primer documental era sobre la música popular en la Alemania oriental.

La película, con valiosas imágenes de archivo, explica que las políticas sexuales de la RDA, incluso antes de la píldora, fueron revolucionarias hasta para los estándares actuales. Según la historiadora Gisela Staupe, en el sexo "los alemanes del Este a pesar de la revolución sexual de occidente, eran más libres, más naturales y estaban más satisfechos con su vida sexual".

La pregunta es el porqué y hay que encontrar la respuesta, inicialmente, en una situación no buscada. En la posguerra, en la RDA había más mujeres que hombres. En primer lugar, por los muertos durante el conflicto y por los prisioneros en la URSS, pero también porque los cautivos que podían regresar se las arreglaban para hacerlo al Oeste en su mayoría. La mujer en la RDA tuvo que ser obrera y cabeza de familia. Ella tenía que tomar las decisiones en casa.

En la RFA ocurrió lo contrario. Conforme volvían los hombres, se trató de restaurar la moral familiar anterior a la guerra. Durante el conflicto, eran comunes las infidelidades en el frente y en la retaguardia. Después, para regresar al viejo orden, aparecieron escuelas nupciales para que las mujeres fuesen buenas amas de casa y muchas de ellas abandonaron el mundo laboral. En los años 50, toda la cultura giraba alrededor de la felicidad del hombre. El documental aporta unos vídeos con consejos para las buenas esposas que dicen perlitas como "no le hables cuando esté leyendo, si el habla es de plata, el silencio es de oro".

En la RDA, mientras tanto, la mujer era obrera en las fábricas del estado y el ayuntamiento ponía a su disposición todos los medios posibles para que también pudiera sacar adelante a su familia. Su posición social fue completamente diferente al rol que tenían las mujeres en el oeste en esas fechas. En la Alemania comunista, fueron totalmente independientes. Es aquí donde el reportaje explica que tomaban todas las decisiones en su casa, incluida la cama, "donde mandaban porque nunca estuvieron económicamente atadas a nadie".

A principios de los 60, la moral de la RFA todavía estaba dominada por la Iglesia, sigue el trabajo de Meier. El sexo era un tabú, hasta mediados de la década no empezó a introducirse la educación sexual más elemental en los colegios. En esas fechas, en la RDA ya había programas de televisión que hablaban, por ejemplo, de masturbación. En un fragmento que aparece, dice un experto al respecto: "padres o maestros solo deben intervenir si se convierte en una adicción o se realiza mutuamente con otros". La homosexualidad fue reprimida y merecería otro apartado, como el documental Entre hombres que estudiaba ese fenómeno exclusivamente.

Lo importante en este caso, el quid de la cuestión, fue que la educación sexual que promovieron los comunistas estaba enfocada más a los padres que a los adolescentes. Si los hijos se masturbaban, si tenían relaciones amorosas, el mensaje era "no lo bloqueen, no obstaculicen". Había películas educativas, que aparecen en el documental, que censuraban que los padres reprimieran la sexualidad de los hijos.

Mientras que en la RFA, según se muestra, un profesor decía a sus alumnas que si dejaban que un chico las acariciase suavemente los pechos, no podrían oponer resistencia a lo que vendría después, en la RDA una película educativa estaba protagonizada por una madre que sorprendía a su hija escribiéndose cartas de amor con un chico y en el colegio, la directora del centro, le aconsejaba a la madre que no interfiriera entre ambos. En otros casos, se recomendaba que se dejase que los niños pequeños viesen a sus padres desnudos.

El sexólogo Kurt Starke, que estudió en la Universidad Karl Marx de Leipzig en los 60, conocido actualmente por sus posiciones en contra de que la pornografía tenga efectos nocivos en los adolescentes, explica en una entrevista que en la RDA era normal que desde los 15 años ya se tuviesen relaciones sexuales. A diferencia de Occidente, cuenta, el 99% de los alemanes orientales tenían relaciones prematrimoniales. El matrimonio, de hecho, nunca tuvo una función de legitimación de la sexualidad. Si algo determinaba las relaciones, añade Starke, era que para obtener una vivienda tenían preferencia las parejas con hijos. Eso forzaba a muchos a casarse, no obstante, un juez le daba el divorcio a una mujer solo con que lo solicitase.

El cine de educación sexual fue abundante en la RDA. El director Oswalt Kolle fue asesor de un género que se rodaba con la intención, asegura el documental, de mostrar al hombre las necesidades sexuales de las mujeres. En algunas de estas cintas, se instruía al varón para que no tratase de demostrar nada. La ansiedad y la tensión de presumir de lo bueno que es uno en la cama solo lleva al gatillazo, explicaba un doctor ante las cámaras.

En Occidente, mientras tanto, con la píldora llegó la revolución sexual, pero amplias capas de la sociedad no estaban de acuerdo con que se administrase. Aparecieron comunas hippies con amor libre, pero fue un fenómeno minoritario y urbano. Cuando se desarrolló la industria del porno, en la RFA hubo manifestaciones en contra. Al mismo tiempo, explican los expertos consultados, surgió el miedo, en una sociedad competitiva, a que los demás tuvieran mejor sexo que uno. Una ansiedad que empujaba a la gente al sexo de pago.

En la RDA también hubo porno, pero fue dec arácter privado, casero, y de circulación entre amigos. Alemania Oriental fue una sociedad sin erotismo, pero se hablaba abiertamente de sexo en los grandes medios y en las escuelas. No aparece en el documental, pero cuando la cantante punk Nina Hagen salió en la televisión austriaca en 1979 mostrando durante una entrevista cómo se masturbaba una mujer, haciendo solo los movimientos, fue "el escándalo del año".

En 1987, Honecker presidió en Berlín el desfile por el 750 aniversario de la ciudad. Entre todos los gremios y escenas históricas que se recrearon delante del secretario general, también hubo unos nudistas. En una época en la que en el Oeste, dice el narrador, había gente que todavía no había visto a su madre desnuda.

Al caer el muro, se investigaron hasta la saciedad todas las diferencias que presentaron los alemanes que vivieron bajo el comunismo y el capitalismo. En el apartado sexual, las cifras que arroja Meier son demoledoras. La tasa de orgasmos fue el doble en el Este que en el Oeste. Las relaciones sexuales fueron, en resumen, más tempranas, de mayor calidad y más frecuentes. Por rizar el rizo, los estudios revelaron que en el Este los hombres tenían una media de tamaño del pene superior en 0,6 centímetros. Uno de los tantos vídeos educativos de la televisión de la RDA resume bien la doctrina que llevó a esta situación cuando un presentador dice a la audiencia: "el repudio del placer es completamente ajeno al marxismo, en una conversación con Clara Zetnik, Lenin dijo que el comunismo no debía aspirar al ascetismo".

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