VALÈNCIA. Hoy, domingo 12 de junio, Luis García Berlanga hubiera cumplido 101 años. Hoy es, por tanto, el fin del Año Berlanga, el gran homenaje al director que ha abarcado 18 meses, desde el 1 de enero de 2021. Es la primera vez que las instituciones culturales rinden un homenaje así a un cineasta a nivel nacional, y también es la primera vez que los gobiernos autonómicos y locales se vuelcan tanto en una agenda cultural. El Año Berlanga ha sido, sin duda, un hito para el audiovisual y un macrohomenaje inédito. Y por ello, también ha sido una iniciativa son luces y con sombras.
Y empezando por el final, los actos de esta semana, en las que las administraciones tenían que echar el resto de aquellas actividades que se habían quedado rezagadas. Esto fue, por ejemplo, la placa que da nombre al Paseo Luis García Berlanga, en la Ciutat de les Arts i les Ciències, que se anunció en septiembre de 2021. También se desarrolla este fin de semana una jornada en honor a su viaje a Hollywood por la nominación a los Óscars por Plácido en Los Ángeles. En sí, una serie de eventos mucho más descafeinados que los llevados a cabo hace un año, cuando se hizo una expedición a Madrid con banda, se abrió la Caja de las Letras y se hizo un acto en las principales plazas de la Comunitat. Desde la celebración de Los Goya, el ritmo ha bajado de manera notable y el final no ha tenido prácticamente repercusión.
Otro de los últimos actos, que se ha celebrado esta semana, ha sido la jornada de profesionalización organizada por el Ayuntamiento de València. En esas mesas redondas se debatieron cuestiones como la Ley del Cine o el Spain Audiovisual Hub con una alta presencia de cineastas valencianos y con representantes del sector a nivel nacional. Sin embargo, dista mucho de lo anunciado meses atrás por la Academia Valenciana de l’Audiovisual y el Ayuntamiento, que preveían un evento dedicado a la internacionalización que sería ‘inédito’ y hubiera tenido una dimensión mucho mayor de la que lo tuvo lo que finalmente se ha celebrado. En todo caso, sin duda el Año Berlanga ha visibilizado, a lo largo de estos meses, la agenda del audiovisual valenciano y sus retos en la actualidad encima de los gobiernos como elemento prioritario. Una estrategia que, acompañado de otras circunstancias, ha traído una ola de optimismo en el sector para este 2022-2023.
En todo caso, ha sido el Ayuntamiento de València quien ha llevado el timón durante este último año. Si bien el Año Berlanga empezó más tarde para el consistorio, el contrato de Teresa Cebrián como comisionada propia ha revitalizado y visibilizado mucho más el homenaje con actividades en barrios e instituciones. Como ya analizó este diario, un camino opuesto al de la Generalitat, que constituyó una comisión a bombo y platillo que no se ha vuelto a reunir. El Ayuntamiento llegó tarde, pero notablemente más lejos. La multiplicación de la figura de la comisionada ha facilitado cierta descoordinación entre instituciones, al entender que cada una debía actuar de manera autónoma para su propia institución, si bien también ha habido momentos de encuentro, como el que provocó Culturplaza para un reportaje.
La iniciativa del Ayuntamiento de València sin duda tuvo un hito, que fue el de la celebración de Los Goya en la ciudad. Un evento que tuvo una proyección inédita y que dejó buenas y malas noticias: la buena, es que la Academia y la ciudad han hecho ‘match’ y no solo fue la gala descentralizada en el que hubo más protagonismo de la ciudad, sino porque provocó la firma —junto a Netflix— del convenio para la organización de un campus de verano para proyectos enfocados a la diversidad. Barroso no dejó de alabar la implicación de la ciudad en la organización de la gala, y la Academia ha sabido recompensarlo. Pero, por otra parte, quien esperara la presencia de Berlanga, quedó claramente decepcionado. La presencia del cineasta en la gala fue marginal.
Pero si en la propia gala de Los Goya no hubo rastro significativo de Berlanga, a lo largo de estos meses el esfuerzo en crear contenido se ha notado. Primero, en la divulgación de sus películas, pero también en la creación de una bibliografía propia, que hasta ahora era muy escasa, entre la que cabe destacar la antología de textos sobre su vida y obra Furia Española, editado por Filmoteca Española y el Institut Valencià de Cultura y coordinado por José Luis Castro de Paz y Santos Zunzunegui y que es uno de los mayores estudios publicados nunca de un cineasta español. Casi una decena de nuevas referencias, que van desde el ensayo hasta la novela de ficción, el libro ilustrado o la publicación de su guion inédito.
También ha sido la oportunidad de la resurrección del Berlanga Film Museum, el proyecto de Filmoteca Valenciana que se creó y no se suguió alimentando. Ha sido el periodista Enric Albero el que ha ido creando nuevo contenido en una herramienta que ha sido referencia para estudiar y difundir la filmografía del director. O de las exposiciones en el MuVIM y en Bombas Gens, que han acercado al gran público de manera pedagógica un resumen de la figura del autor y que, sin duda, han sido una de las herramientas más populares de esta conmemoración. Y, por supuesto, la instauración del Día del Cine Español, que se ha celebrado por primera vez este año y se ha establecido el 6 de octubre precisamente para celebrar el aniversario del final del rodaje de Esa pareja feliz, es decir, del dúo creativo Bardem-Berlanga.
Pero una cosa ha quedado pendiente: el archivo García-Berlanga, que atesora su familia, no ha conseguido pasar a manos públicas para un espacio museístico. Es intención de las instituciones, y la familia ha mostrado predisposición, pero se ha quedado como tarea pendiente. Ahora, sin las comisionadas recordando a los diferentes gobiernos que Berlanga es para toda la vida, cabrá saber si la implicación de estas consigue mantener la llama de la memoria que se ha encendido estos meses. El Año Berlanga ha muerto, ¡Viva Berlanga!
Teresa Cebrián, Sol Carnicero y Rosana Pastor conversan sobre cómo celebrar al director y la repercusión de los actos a largo plazo