Estamos en la Playa Voramar de Benicàssim, justo en la zona norte y al final del llamado Biarritz Valenciano que se divide en dos itinerarios, el primero, por corriente artística y el segundo, según el carácter de los residentes originarios que representan lo más diverso. La “Corte Celestial” se distinguía por la tranquilidad de sus calles y en la zona del “Infierno” se celebraban las más escandalosas fiestas, ambas quedan separadas por los jardines de Comín o popularmente conocidos como “el Limbo”.
Una mesa en un restaurante inaugurado en 1930 y que junto al hotel pasaron a ser hospital en la Guerra Civil que continuó en postguerra como centro social. El hotel Voramar es un recuerdo de lo más reciente de las fiestas que reunía a la sociedad más diversa en la zona del Infierno: su terraza está en primera línea de una playa, donde hace unos 20 años salpicaba el agua salada. Y arriba queda el ‘nuevo’ concepto de restaurante, recuperando su lado de bienestar social: más mediterráneo, más huerta, más proximidad y más sostenibilidad.