CASTELLÓ. La alcaldesa de Castelló, Amparo Marco, apela a la coherencia política de la oposición (PP, Cs y Vox) para que apoye el nuevo código ético. El documento de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), al que pretende adherirse el consistorio de la capital de la Plana, se ha convertido en el marco legal de buen gobierno de más de 70 entidades, entre ayuntamientos (66), diputaciones (seis) y otras instituciones como consejos generales y mancomunidades.
En todos los organismos públicos, el respaldo al escrito de la FEMP siempre se ha producido por unanimidad de las corporaciones. De esa avenencia han sido partícipes los partidos de la derecha, en unos casos por ostentar el gobierno, pero en la mayoría de los casos como responsables de fiscalizar la gestión de coaliciones progresistas.
"Los municipios representan a los partidos que hay en el mapa político español. Por lo tanto, no tendría mucho sentido no aceptar o aprobar un código que ha sido aprobado por todos los grupos en el seno de la FEMP. No obstante, eso es cuestión ya de la autonomía de cada uno, y cada uno decidirá lo que crea más conveniente", subraya.
Marco insiste en que la actualización del código ético del Ayuntamiento de Castelló, modificado por última vez en 2015, requiere del máximo consenso, más cuando persigue equipararse jurídicamente a metrópolis como Granada, Málaga, Vigo o Albacete. " Se trata de que tengamos todas las ciudades el mismo código y las mismas reglas", defiende.
"A veces, periodos de nuestra política pasada han hecho que llevemos las cosas a un límite de querer ser 'más papistas que el papa'. En el mandato anterior nos dimos cuenta de esas circunstancias. También es cierto que otros municipios no han llegado a ser tan estrictos en el cumplimiento del código. Al final, lo importante es que tengamos un código que sea igual que el resto de municipios y, sobre todo, que recaiga siempre todo el peso de la ley en aquel que incumpla la legalidad y utilice la política no en beneficio general de la ciudad, sino en beneficio propio de su partido", añade la alcaldesa socialista.
En este contexto, recuerda que la adhesión al documento de la FEMP, además de conferir homogeneidad, forma parte de los compromisos del Acord de Fadrell. Es decir, que la aprobación resulta imperativa. "Es uno de los puntos del gobierno y debemos cumplirlo. Hay que ir hacia el modelo de la Federación de Municipios y Provincias. En realidad, es el que tienen la mayor parte de los ayuntamientos", recalca Marco, quien evita hablar de plazos.
"Nosotros, dentro del seno de gobierno, estamos debatiendo. Se tomará la decisión adecuada cuando corresponda. La prioridad es cumplir el acuerdo de Fadrell, que para eso es un pacto de gobierno", concluye.
El Código de Buen Gobierno (CBG) de la FEMP se aprobó en junta de gobierno el 24 de marzo de 2015. El manifiesto surgió ante la necesidad de establecer los principios a respetar en el desempeño de las responsabilidades políticas de gobierno y administración, así como las de dirección y gestión local. En sus 13 páginas se recogen estándares de conducta, compromisos morales o régimen de incompatibilidades. A diferencia del actual código ético del Ayuntamiento de Castelló, evita profundizar acerca de casos de corrupción.