unBlock conecta Castelló con sus negocios, sus residentes y también los turistas que la visitan. ¿El resultado? Una ciudad más accesible y comunicada donde las experiencias de compra, gastronomía, turismo y ocio dejan huella. O, dicho, en otras palabras, una ciudad más inteligente
CASTELLÓ. Según la ONU, en 2050 el 85% de la población mundial vivirá en ciudades. Un dato que se deriva del crecimiento demográfico —hace 20 años éramos unos 5.000 millones de personas en el mundo y hoy somos más 7.500— , de una mayor esperanza de vida —la media mundial se sitúa en los 73 años, aunque en España supera los 83—, y de una tendencia creciente a concentrar servicios (sanitarios, educativos, de empleo, vivienda, etc.) en núcleos urbanos.
Si el futuro pertenece a las ciudades, parece lógico destinar esfuerzos a hacer de ellas entornos más vivibles y eficientes. Y así es como la etiqueta smart entra en juego. Curiosamente, aunque el término smart city resuena en medios, instituciones, empresas y hasta conversaciones cotidianas, no cuenta aún con una definición consensuada. ¿Es una smart city una ciudad del futuro? ¿Una ciudad gobernada por la tecnología? ¿O es aquella que tiene un enfoque 100% sostenible? Sea como fuere y a la espera de una interpretación única, la inteligencia aplicada al ecosistema urbano reúne, en mayor o menor medida, una serie de ingredientes:
El uso de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones. Aunque ser smart no implica necesariamente ser tecnológico —ni al contrario— ambos términos están íntimamente relacionados.
Mejora de la eficiencia. La aplicación de esa tecnología debe estar orientada a dar respuesta a las necesidades de las ciudades y sus residentes de manera ágil y eficaz.
Mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Una ciudad smart es una ciudad citizen-driven; es decir, focalizada en el ciudadano como beneficiario de todas sus políticas y decisiones.
Visión global. La persecución de la eficiencia no se entiende sin un acercamiento holístico a todos los actores, procesos y herramientas que intervienen en la construcción de la smart city.
Sostenibilidad: las ciudades smart son conscientes de la necesidad urgente de apostar por alternativas verdes, limpias y, en última instancia, sostenibles.
Ser smart no es una actitud, es una apuesta que requiere compromiso con una nueva forma de entender las ciudades y todo lo que ocurre en ellas. En este sentido, aplicaciones como unBlock, que conecta la propia ciudad con sus negocios, sus espacios públicos, los residentes y los turistas, es un buen ejemplo de cómo todos los ingredientes smart se entrelazan para articular una mejor experiencia de vida.
Ser smart no es una actitud, es un compromiso con una nueva forma de entender las ciudades y todo lo que ocurre en ellas.
unBlock es, en sí misma, una herramienta tecnológica que facilita la digitalización de espacios de manera rápida, y brinda datos y experiencias de valor a sus usuarios, lo que redunda en una mejora de la eficiencia y la calidad de vida. También de los negocios, que obtienen información cualificada para sofisticar su comunicación e impulsar sus ventas. Todo ello desde una óptica global, ya que unBlock aglutina todo tipo de servicios en una sola herramienta. Desde ofertas a información turística pasando por wifi premium. Es una herramienta tecnológica que facilita la digitalización de espacios de manera rápida, y brinda datos y experiencias de valor a sus usuarios, lo que redunda en una mejora de la eficiencia y la calidad de vida.
El valor reside, así, no en la ciudad como tal, ni en sus servicios, ni tampoco en sus habitantes, sino en la interconexión de todo ellos, lo que entronca directamente con esa vocación smart que apuesta por el desarrollo participativo la gestión reflexiva y el aprovechamiento del tiempo de los ciudadanos.