VALÈNCIA (EFE). La Comunitat Valenciana registra este verano una campaña taurina de récord, con cerca de 13.000 festejos populares en 280 municipios (más de la mitad, aunque concentrados en Castellón y Valencia) pero también ha igualado ya el año más negro en cuanto a víctimas mortales (siete, igual que en 2015) y acumula ya más de 300 heridos.
Tras dos años en los que la pandemia había dejado en mínimos este tipo de espectáculos, la arena, los cajones metálicos, las sogas, las anillas, los cadafales y el resto de parafernalia taurina ha vuelto con fuerza a los pueblos, y con ellos los aficionados.
Para quienes defienden con vehemencia el arraigo y la tradición, es lógico asumir que, a mayor número de festejos y aficionados, mayor riesgo y accidentes; y por el contrario, quienes ven en esta costumbre únicamente tortura y crueldad, esgrimen la cifra de fallecidos (en Meliana, Vallada, Picassent, Pedreguer, Soneja, Almedíjar y Beniarbeig) y urgen un debate público sobre el tema.
Además de las cogidas mortales, se han producido incidentes en los que se han visto implicados menores -heridos, como en Puçol, o sorprendidos mientras participaban en el embolado de un toro, en Náquera-, todo ello en un contexto de aumento sustancial de las exigencias sanitarias y de seguros, y también de la formación y presencia de los voluntarios en la organización.
En las últimas semanas, varios consistorios han suprimido o no han autorizado este tipo de festejos y dirigentes de Compromís, entre ellos la vicepresidenta de la Generalitat, Aitana Mas, o el diputado en el Parlamento, Joan Baldoví, han planteado la necesidad de abrir un debate sobre el futuro de estos espectáculos o realizar consultas populares.
Uno de los dirigentes socialistas que ha alzado la voz contra esta posición de Compromís es el secretario general del PSPV de Castelló y alcalde de l'Alcora, Samuel Falomir, quien cree que las exhibiciones taurinas tienen garantizado el futuro en la provincia y en la Comunitat.
"Lamentamos que Mas abra un debate con fines electoralistas sin tener en cuenta la opinión de los aficionados", insiste este alcalde, y se pregunta "si Compromís va a prohibir los toros en Borriol, Betxí, Vistabella y Argelita, municipios donde gobierna", ya que, a su juicio, "deberían dejarlo claro y no engañar a la ciudadanía".
Para Falomir, "el debate que debemos de abrir es de qué manera crear unos festejos más seguros y trabajar junto con las peñas y los voluntarios para concienciar a la ciudadanía sobre los riesgos que comportan los ‘bous al carrer’", y en este sentido valora la reciente reunión de la Comisión Consultiva convocada por la Generalitat, en la que se acordaron medidas al respecto.
Otro destacado dirigente socialista, el presidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias y alcalde de Elda, Rubén Alfaro, aboga por la "autonomía municipal" y defiende la capacidad de los vecinos para cambiar o "evolucionar" cualquier acontecimiento local.
"Este tipo de festejos están muy arraigados, son patrimonio de los pueblos y en los mismos hay implicados colectivos, peñas... en definitiva vecinos que conviven y participan. En el ámbito municipal la fiesta es algo muy importante y se hereda de padres a hijos", señala.
"A partir de ahí, creo que los alcaldes, las corporaciones deben escuchar a los vecinos y considerar si debe haber alguna evolución. Que la gente opine, pero en cada municipio, y que asuman los vecinos la evolución de su propia fiesta, y no solo en los toros, sino en cualquier otro ámbito", añade Alfaro.
En el anverso de esta posición política, la alcaldesa de Puçol, Paz Carceller (PP), es rotunda: "Aquí no se va a plantear ningún debate, yo no lo voy a hacer, porque creo que no es necesario en este momento. El mundo del toro pasa un momento complicado. La siniestralidad es la de siempre, pero ahora tiene el foco mediático".
"Hay más festejos y más participantes que nunca, porque hay muchas ganas tras la pandemia. El mero hecho de que haya más gente aumenta el riesgo. Creo que lo que debemos hacer es concienciar y reforzar la seguridad. Yo no sé si Puçol es 100 % taurino, pero sin los 'bous al carrer' dejamos la fiesta a medias. Además, hay días como el 7 de septiembre que están marcados en rojo en el calendario taurino valenciano", insiste.
Además, añade otro análisis sobre la cifra de víctimas mortales en estos espectáculos. "En la Comunitat Valenciana también somos líderes en ahogados en las playas y no salimos en la televisión diariamente por ello. Creo que es injusto lo que sucede con los toros".
David Vicente Segarra, alcalde (PP) de la Torre d'En Besora (Castellón), coincide con su compañera de partido en la consideración de que no existe ningún debate sobre la fiesta, sino únicamente un periodo de foco mediático evidentemente relacionado con los últimos accidentes.
"Se trata de un debate de tinte electoral, alejado de la realidad social de muchos municipios valencianos, donde el arraigo y el gusto por el toro es centenario y está por encima de ideologías. Creo en el trabajo para mejorar la seguridad y la formación de los participantes", apunta.
En una posición más beligerante se encuentra la Federación de Peñas valencianas de Bous al Carrer, que recientemente ha hecho público un comunicado en el que recuerda que los tribunales valencianos ya declararon alegal una consulta sobre la continuidad de los toros en el municipio de Xirivilla, y estimaron que no podía tener ningún efecto jurídico vinculante.
El presidente de los peñistas, Germán Zaragoza, advierte "a quien se le ocurra hacer un referéndum o plantear 'toros sí o toros no' se las verá de frente con la Federación", y señala que "se seguirá la misma línea que en Xirivella".
A su juicio, este debate "no se genera ni por interés político siquiera, sino que únicamente existe en Twitter. La realidad social, en el bar, en el supermercado, no hay antitaurinos. Y cuando vas a la Vall d'Uixó, a Segorbe o a Puçol y ves a miles de personas te das cuenta. El debate está únicamente en la realidad paralela que son las redes sociales, y quien lo plantee se equivoca".