Foto: Carme RipollésCASTELLÓ. El Castellón tuvo a la grada de Castalia como motor propulsor en la consecución de sus objetivos en las tres últimas temporadas. El templo albinegro llevó en volandas a los suyos en el ascenso a Segunda División B, en 2018. Un año después, dio alas a su equipo para lograr una permanencia que parecía imposible y, en 2020, ha sido talismán para que los de Óscar Cano lograran ser primeros de grupo y dieran un paso de gigante hacia un ascenso que concretaron meses después, en Málaga.
La fuerza que ha transmitido la hinchada albinegra, la más numerosa de Segunda División B en las dos últimas campañas, se está echando en falta en el regreso de los orelluts al fútbol profesional, lo que se ha reflejado en los resultados cosechados por el equipo de la Plana en las primeras jornadas.
Y es que el Castellón ha sufrido cuatro derrotas en los cinco partidos que ha disputado en su estadio desde que las gradas están cerradas al público por la amenaza del coronavirus. Los verdugos han sido Málaga (0-1), Lugo (0-1), Girona (0-1) y Almería (1-2), mientras que la única víctima ha sido el Leganés, que ha caído por 2-0.
Este arranque tan negativo como local no le ocurría desde la temporada 1932/33. En aquella ocasión, también en Segunda División, el Castellón obtuvo el mismo registro de una victoria y cuatro derrotas en casa.
La racha actual llega, eso sí, en unas circunstancias diferentes, con el factor campo muy devaluado debido a la ausencia de público en las gradas. Para el Castellón, este hecho se nota aún más después de que en las tres últimas temporadas Castalia registrara entradas cercanas al lleno en casi todos sus partidos.
Ahora tendrá que adaptarse a otra realidad en su regreso al fútbol profesional y con el coronavirus condicionando las jornadas en esta atípica temporada 2020/21.
