CASTELLÓ. La reaparición de la fiebre albinegra en Castalia ha sido la mejor noticia para el Castellón en su estreno como local en partido oficial. El equipo albinegro ha recuperado una parte muy grande de su esencia con el regreso en gran número de su afición, lo que puede darle puntos extra en su intento por retornar al fútbol profesional. De hecho, el triunfo logrado ante el Sabadell ha contado con su inestimable ayuda.
Y es que los cerca de 10.000 espectadores que poblaron las gradas del recinto municipal contribuyeron a la causa con sus cánticos y gritos de aliento a un equipo que se contagió de esa pasión adelantándose muy pronto en el marcador. Los albinegros acabaron imponiéndose por 3-1, dando un primer paso para que Castalia vuelva a confirmarse como el fortín de antaño.
Este debut multitudinario se ha producido en medio de la ola de entusiasmo desatada por la llegada a la propiedad de Bob Voulgaris, que ha obtenido un respaldo popular considerable a su llegada a la entidad. Los 12.200 abonados que ha sumado el club en un mes y medio de mando del canadiense ilustran este fervor.
La comunión entre el Castellón y su afición no asegura los éxitos del equipo, pero ayuda a encauzarlos. Basta con recordar cómo impulsó la afición al conjunto albinegro en los dos últimos ascensos, logrados en las temporadas 2017/18 y 2018/20. En aquellas campañas, la masa social había batido los récords de abonados en Tercera y Segunda B y tiró del equipo para llevarlo a una categoría superior.
La dinámica cambió con la ingrata visita del covid-19, que provocó el cierre de los estadios cuando el Castellón estaba en Segunda División, y el desencanto de la pasada temporada, donde la ausencia de un proyecto que convenciera a la masa social provocó una deserción masiva en los últimos meses de competición.
Pero las cosas han cambiado en la primera temporada del Castellón como entidad centenaria. La ilusión se ha vuelto a apoderar de la hinchada, lo que puede suponer el primer paso hacia un nuevo periodo de éxitos en el club.