CASTELLÓ. La construcción del nuevo Centro de Envejecimiento Activo y Saludable de Castelló echa a rodar esta semana. Con un plazo de ejecución de 18 meses y 3.342.100 de euros de presupuesto cofinanciado por el Ayuntamiento y los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER), la ciudad sumará unas instalaciones pioneras tras la remodelación integral del actual Centro Municipal de Cultura, en pleno centro neurálgico de la capital. El inmueble recae a las calles Antonio Maura (donde se ubicará el acceso principal), Enmedio e Isabel Ferrer.
Este pasado jueves se ha firmado el acta de inicio de obras, un paso que, a juicio de la alcaldesa, Amparo Marco, “plasma con hechos la apuesta por situar a las personas mayores en el eje de las políticas del bienestar, los servicios y el urbanismo”. Marco ha recordado que, con este proyecto, la ciudad pondrá “en un futuro cercano” al alcance de la ciudadanía “más de 2.200 metros cuadrados de servicios que potencian la vida comunitaria y el intercambio de experiencias y conocimientos entre generaciones, recuperando además un edificio emblemático con un fin inclusivo y social”.
El futuro centro persigue optimizar las oportunidades de salud, participación social y seguridad de las personas mayores que promueve la Organización Mundial de la Salud (OMS) para garantizar el denominado envejecimiento activo. También mejorar su calidad y esperanza de vida saludable y ampliar su red de apoyo social. Es proyecto es una de las doce operaciones que verán la luz gracias a los 20,2 millones de euros cofinanciados con fondos municipales y europeos en el marco de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado, EDUSI-Transforma Castelló.
Las obras del futuro centro, que ejecuta la mercantil Becsa S.A., arrancarán esta semana con el desvío de una línea eléctrica aérea en la cubierta del edificio que invade el inmueble y condiciona el derribo. Un trámite que se prolongará durante unos días y al que seguirá el despliegue de maquinaria para proceder a las labores de derribo de las cubiertas y forjados pertinentes.
También en esta primera fase se procederá a realizar las acometidas provisionales para la ejecución de la obra y al acondicionamiento de accesos. A partir del 25 de enero se restringirá el paso de vehículos por la calle Enmedio y Antonio Maura hasta la altura de la propia obra y, de forma más leve, por el vial Isabel Ferrer.
Inicialmente y hasta que se concluya la fase de demolición y estructura, la afección a la movilidad será continua en Antonio Maura, que se verá cortada en muchos momentos puntuales, y en la calle Enmedio, aunque al tratarse de un vial más amplio el corte completo será menos frecuente.
En los próximos días se procederá también al derribo y desmontaje de elementos interiores como carpinterías y sanitarios, y a la retirada de varios elementos de interés artístico, como un mural cerámico y dos lienzos.
La preservación de las fachadas al tratarse de un inmueble protegido y la vertebración de las cuatro edificaciones inicialmente independientes que lo integran, son los principales retos del proyecto desde el punto de vista arquitectónico.
El objetivo es convertirlo en un inmueble único, cien por cien accesible, mediante la instalación de ascensores, la eliminación de los desniveles existentes en las plantas y la inclusión de aseos adaptados en todas las dependencias para personas con movilidad reducida, que incorporan una litera-cambiador y todos los elementos necesarios para personas con una ostomía y aquellas que requieren tratamientos inyectables.
Hilado bajo el concepto de housing, para convertirlo en un espacio que invite a estar y convivir, el nuevo centro incorporará luz y ventilación natural en todas las estancias a través de la creación de patios interiores al estilo japonés; huertos urbanos en la azotea y más de una veintena de servicios propuestos por la ciudadanía a través de un amplio proceso participativo. Entre ellos, una cafetería, salón de actos para cien personas, sala de exposiciones, gimnasio y sala de actividad física, zona de estimulación sensorial, espacios de lectura, servicios de peluquería, fisioterapia y podología, talleres polivalentes o una sala de ensayos insonorizada.
El espacio comercial más emblemático de Castelló sopla las velas de sus tres cuartos de siglo desde aquel 21 de diciembre de 1949 en que fue bendecido por el arcipreste Balaguer. Ahora afronta su más importante remodelación, que desde enero de 2026 obligará a un traslado temporal de sus puestos a una carpa en la plaza Santa Clara