la temporada suele abarcar un periodo que va desde el 20 de mayo hasta el 30 de septiembre

Castelló supedita la explotación de chiringuitos de playa a las nuevas medidas sanitarias del Gobierno

6/05/2020 - 

CASTELLÓ. La reapertura de las playas de Castelló este miércoles plantea una nueva cuestión relacionada con el verano: la actividad de los chiringuitos. Habitualmente la temporada de servicios suele comprender un intervalo que va desde el 20 de mayo hasta el 30 de septiembre. Sin embargo, la "nueva normalidad" por el coronavirus deja en el aire ese periodo.

De hecho, el Ayuntamiento supedita la explotación a las futuras medidas sanitarias del Gobierno en función de las fases de la desescalada. En este sentido, los técnicos municipales trabajan sobre un plan de uso que se redactará en coordinación con la Generalitat Valenciana, administración responsable del protocolo de seguridad, a instancias del Ejecutivo central.

Así, el consistorio está a la espera de reuniones con los responsables autonómicos para ver cómo se adaptan esas medidas a la realidad del Covid-19. Por plazos, antes de decretarse el estado de alarma, el proyecto acerca de la concesión de los chiringuitos se encontraba muy avanzado. Empero, "ahora todo queda sujeto a las nuevas instrucciones que se deriven tanto del Gobierno como de la Conselleria para garantizar las condiciones de protección de la salud", según informan desde el Ayuntamiento. 

En los últimos años la licitación de explotación permitía abrir hasta tres establecimientos de playa: dos en el Gurugú y otro en el Pinar. Además, se incorporaba el local conocido como Solé, al que se le prorrogaba el contrato anualmente. No obstante, la cifra no se llegaba a completar, ya que siempre quedaba desierto alguno de los merenderos.

Características de las instalaciones

El pliego de prescripciones de 2019 contemplaba que los chiringuitos debían cumplir varias características técnicas. Por ejemplo, ocupar una superficie máxima de 150 metros cuadrados (20 de ellos cerrados), con piezas prefabricadas y desmontables, sin posibilidad de instalar carpas. Del mismo modo, las estructuras tenían que ser modulares en madera para facilitar que la totalidad del espacio se sustentara sobre una base de elementos del mismo material.

La instalación incluía dos servicios sanitarios por cada sexo, uno de ellos adaptado para personas con discapacidad. También se exigía un estricto acatamiento de las normas de limpieza e higiene, que serán más rigurosas este año si al final el Gobierno autoriza la actividad de locales de ocio en las playas.

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