CASTELLÓ. "Ya es la hora de Castellón, de sus municipios y de sus comarcas, que deben tener un peso específico en la autonomía". Estas palabras que pronunció el entonces candidato del PP a la Generalitat, Carlos Mazón, en una visita a la capital de la Plana el 19 de abril de 2023, en plena campaña de las elecciones autonómicas, cobran ahora protagonismo tras la remodelación del Consell por la salida de Vox. El ascenso de Miguel Barrachina y Vicente Martínez Mus como consellers (Agricultura y Territorio, respectivamente), uniéndose así a Ruth Merino (Economía) y Salomé Pradas (pasa a Justica e Interior), colocan a la provincia en una posición preeminente frente a Valencia y Alicante. De las 9 carteras, cuatro cuentan con un marcado acento castellonense, lo que representa una cuota del 45%.
Nunca antes Castellón había tenido tanto peso y tantos consellers en un Ejecutivo autonómico. Ni siquiera en la etapa de Alberto Fabra como president tras sustituir a Francisco Camps, que dimitió por el caso Gürtel. La apuesta de Mazón por la terreta, al contar con dos castellonenses, un segorbino y un xilxer, contrasta con el ostracismo de su antecesor en el cargo, el morellano Ximo Puig, que en su última legislatura nunca miró hacia Castellón para incluir en su núcleo duro a alguna persona de la provincia. El único castellonense en el Botànic II fue Vicent Marzà, por Compromís, si bien abandonó la Conselleria de Cultura y Educación un año antes de acabar el mandato.
Esa renuncia provocó una situación inédita para Castellón, que se quedó sin representantes en un Consell compuesto exclusivamente por políticos valencianos y alicantinos. Hubo que retroceder 29 años y siete legislaturas para encontrar el último precedente de un Gobierno autonómico sin castellonenses.
En el extenso periodo del PP al frente de la Generalitat Valenciana, entre 1995 y 2015, siempre se contó con la provincia, aunque no con tanta profusión de consellers. En el mejor de los casos, hasta tres castellonenses integraron los distintos los Ejecutivos. Ocurrió con Manuel Tarancón, Vicente Rambla y Fernando Castelló, que ostentaron las áreas de Cultura, Economía e Industria, respectivamente, en el mandato de 1999 a 2003.
En el siguiente ciclo político (2003-2007), Rambla continuó (Sanidad) y se le sumaron Víctor Campos, mano derecha de Carlos Fabra en la Diputación de Castellón, y Alejandro Font de Mora. El primero tuvo la cartera de Justicia y el segundo, la de Presidencia. Tras esa legislatura, el cupo de Castellón se vio acortado. Bien es cierto que en julio de 2011 Alberto Fabra, en ese instante alcalde de Castelló, se convirtió en president, un cargo que mantuvo hasta los comicios de 2015.
La presencia de cuatro consellers de la provincia "son muy buenas noticias para Castellón" al duplicar el número respecto a la primera composición, "lo que demuestra la sensibilidad y la atención de Mazón por los castellonenses y por el PP provincial", subraya la presidenta del PPCS, Marta Barrachina. La también responsable de la Diputación destaca que "todas las áreas que ocupan son especialmente sensibles y requieren de la máxima atención para mejorar la vida de los ciudadanos así como conseguir el máximo desarrollo de servicios y oportunidades tanto para la provincia como para el conjunto de la Comunitat Valenciana", concluye.