CASTELLÓN. El sector inmobiliario castellonense funciona de forma peculiar. Es un hecho que los empresarios tienen asumido y que muchos factores vienen a corroborar. Por ejemplo, mientras en el resto del Estado y la Comunitat Valenciana el precio de los inmuebles acumula varios ejercicios en aumento, en la provincia todavía no se ha llegado a este punto. El año pasado, los precios aumentaron escasamente según algunos analistas o incluso llegaron a bajar, en función de quien analice los datos.
Esto acompaña a la cantidad de ventas. Y es que, mientras las transacciones de inmuebles viven una nueva época dorada en los últimos años en el conjunto del Estado, algo que también se ha trasladado más recientemente a la Comunitat Valenciana, Castellón todavía no había percibido esta mejoría.
Los indicadores mensuales ya apuntaban en el buen sentido y el interés de promotoras estatales en aterrizar en la capital de la Plana, que se ha plasmado en dos futuras promociones, eran muestras claras de la reactivación del sector, que siempre llega un poco después a las comarcas castellonenses. Así lo señalan fuentes del sector, que señalan que Castellón "siempre ha sido una plaza un poco extraña y ha costado más comenzar a vender que en el resto de España". También lo confirman los datos: Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado se vendieron en el territorio provincial 8.711 viviendas. Esto supone un incremento del 20%, el doble del registrado en España y siete veces mayor que el de la Comunitat, del 2,9%.
De hecho, las 8.711 compraventas castellonenses de 2018 suponen la cifra más alta de la última década. Desde 2008, cuando, impulsadas por la burbuja inmobiliaria previa, todavía se vendieron 10.726 viviendas en las ocho comarcas castellonenses, no se había llegado a una cifra similar. Y las nuevas promociones también han comenzado a dar salida a sus inmuebles.
Así, el crecimiento porcentual de este segmento de vivienda nueva fue mucho mayor que el general y alcanzó el 51% en el territorio castellonense. Las 1.182 ventas de pisos a estrenar suponen un soplo de aire fresco para el sector, aunque siguen siendo mayoría (y de forma destacada) las transacciones de pisos de segunda mano. En este sentido, las fuentes apuntan que a las ventas de las entidades financieras y de los fondos que se han quedado con buena parte de su ladrillo se suman ahora las de pisos que provienen de herencias y que suponen "el 30% de los que ponen a la venta las inmobiliarias".
Con estos condicionantes, y a pesar de que diciembre fue el peor mes de 2018 en cuanto a ventas (esto es algo que se repite todo los años), las perspectivas para este año todavía no están claras. La incertidumbre económica global apunta en sentido negativo, pero las fuentes empresariales señalan precisamente al hecho de que Castellón sea una rara avis y miran el futuro a corto plazon con esperanza: "Por eso quizás este año no sea malo, porque siempre vamos retrasados respecto al resto de España, tanto para subir como para bajar".
De momento, el interés inmobiliario persiste y el Ayuntamiento de Castellón incluso ha tenido que modificar sus normas urbanísticas transitorias para permitir la construcción de seis promociones que ya habían mostrado su interés en comenzar las obras, algo que, de no haber llevado a cabo, no se podría materializar hasta la aprobación del nuevo Plan General.