CASTELLÓ. Castellón escucha y siente al pueblo ucraniano. La ola solidaria en apoyo a quienes están sufriendo el conflicto bélico en el este de Europa se ha disparado en la provincia. Y bien lo sabe la comunidad del país... y el resto de nacionalidades de las exrepúblicas soviéticas. Españoles, ucranianos, rusos, moldavos, bielorrusos, georgianos,... la cantidad de personas que están aportando su esfuerzo y tiempo para tratar de reducir la pesada carga de quienes huyen del horror es muy larga.
Al frente de uno de los grupos más activos está Yuriy Ovcharuk. Este ucraniano lleva 22 años en España y desde el pasado lunes ha centrado todos sus esfuerzos en ayudar a sus compatriotas. "Yo soy un pequeño grano de arena" en esta playa mundial de solidaridad, afirma humilde. Pero lo cierto es que su labor en el Grau de Castelló ha ayudado a cargar ya nueve camiones que han partido con ropa, víveres y medicamento hacia su país.
Para ello ha contado con el apoyo de la empresa para la que trabaja, el Grupo Orenes, que gestiona el Gran Casino Castellón, y también de la Autoridad Portuaria, que desde el primer momento le cedió un almacén donde poder clasificar lo que la sociedad castellonense ha ido donando. No en vano, esta es "una tragedia en la que tenemos que arrimar el hombro todos", reconoce el presidente de PortCastelló, Rafa Simó, que este viernes se ha reunido con ellos.
Especialmente destacable es el trabajo de varias decenas de voluntarios, muchos de ellos naturales u oriundos de los países de la zona, que se han organizado a través de grupos de WhatsApp, pero su labor no cesa. De hecho, cada día necesitan más manos... y más medios. Una de las carencias más apremiantes es la ayuda profesional. "Nos haría falta algo de organización, porque nosotros hacemos lo que podemos", señala Lyudmyla Laurenko, que desde hace 20 años reside en Castellón y que se ha sumado a la oleada colaborativa.
En este sentido, el Ayuntamiento de Castelló también les ha ofrecido otro espacio de almacenaje en el grupo San Agustín y San Marcos, apunta la concejala de Bienestar Social, Mary Carmen Ribera. Con ello, desde este almacén la Administración local puede trasladar enseres y víveres hasta el cocherón de la Diputación provincial, que estos días actúa como centro logístico para organizar los envíos hacia Ucrania. No en vano, los voluntarios como Yuriy, además de su tiempo, han invertido estos días hasta su sueldo "para alquilar camiones", reconoce.
Otra de las necesidades más urgentes es la de encontrar espacios en los que alojar a los refugiados que van llegando. Solo el grupo que coordina Yuriy ha recibido en dos días a Marina, que ha llegado de la ciudad de Vinnytsia, al suroeste de Kiev, y a Irina, Bogdan y Daniil, una madre y sus dos hijos, que han escapado de Odessa, a orillas del Mar Negro.
En la noche del jueves llegaron por carretera cuatro familias más... y el goteo no va a cesar. "Ahora mismo mi amigo ruso y su mujer ucraniana están de regreso, por Italia, con una amiga suya del colegio y sus dos hijos; hacía 28 años que no se veían, pero no lo han dudado y se han ido a por ellos", señala emocionado Yuriy. De ahí que habilitar zonas para que puedan descansar, comer y asearse sea algo especialmente urgente.
Con este objetivo, la Generalitat ha puesto a disposición los hospitales de campaña que compró para luchar contra la pandemia, pero el de Castellón, que están desmontando, no se podrá utilizar de momento. Así, localidades como Almenara han abierto un registro para organizar a aquellos que deseen ceder viviendas para albergar a refugiados, en la línea de lo que ha propuesto la Conselleria de Polítiques Inclusives.
De momento, algunos de los llegados descansan en las casas de los voluntarios, mientras a otros los han acogido, por ejemplo, en el Hotel Orange, destacan desde el grupo del Grau. A pesar de las dificultades, la voluntad de los implicados de ayudar a huir del terror a cuantas personas sea posible no cesa, e incluso barajan la posibilidad de fletar un autobús "con el que llevar ayuda humanitaria... y regresar con más niños y mujeres sanos y salvos", señala Illya Ekizashvili.
En uno de los próximos convoyes a Ucrania, además de las mantas, ropa de abrigo, víveres y medicinas, viajarán también los dibujos y mensajes de ánimo de los escolares de 80 centros educativos de Castellón y Valencia. Con ello, Intur Colectividades, que gestiona los comedores de estos colegios, quiere "llenar de color" un mundo que de repente se ha vuelto gris para millones de personas, destaca Pilar Pascual, una de las organizadoras de la iniciativa.
Todo con el objetivo de levantar el ánimo a una población que se despierta cada día con el horror de la guerra. Entre las necesidades materiales, Lyudmyla destaca "la leche en polvo", básica para los niños y bebés que deben sufrir el éxodo.
Para habilitar nuevos envíos, la ola solidaria recorre todas las localidades de la geografía provincial. Por ejemplo, Burriana coordina estos días con las entidades sociales la ayuda humanitaria y la llegada de refugiados, Benicàssim remitió este viernes los dos primeros camiones hacia el cocherón de la Diputación y Alcalà-Alcossebre ha realizado también un segundo envío, destacan desde los respectivos ayuntamientos.
Son solo algunas iniciativas que suman en este océano de bondad que trata de contrarrestar los momentos más negros de la humanidad. En Castellón son muchas las personas que se han unido para dar calor y acogida a quienes más lo necesitan.