CASTELLÓ. El sector primario de la provincia de Castellón afronta una nueva batalla en la lucha por su supervivencia, fuertemente amenazada por el aumento de costes, la falta de relevo generacional, el impacto del cambio climático y los desafíos del comercio global. Precisamente en el marco de las negociaciones de libre comercio y los pactos arancelarios en respuesta a las presiones mundiales de Estados Unidos, el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur que acaba de aprobar la Comisión Europea puede suponer un duro golpe para el campo castellonense, y de manera especial para el sector ganadero, que ya está de capa caída como atestigua la progresiva pérdida de cabaña ganadera.
Por eso, la respuesta de las organizaciones agrarias a las prisas de Europa por mover ficha en su estrategia comercial frente a los envites de Trump no se ha hecho esperar. Tanto la Unió Llauradora i Ramadera como la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) han lanzado de nuevo la voz de alarma por las consecuencias de este tratado de libre comercio sellado por la Unión Europea con los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). Un acuerdo que, en su opinión, lejos de beneficiar al sector primario por la apertura de nuevos mercados supondrá añadir competencia desleal a los productos locales.
En el caso de la provincia de Castellón, tal y como explica el secretario general de la Unió Llauradora i Ramadera, Carles Peris, los efectos de este tratado de libre comercio podrían ser especialmente negativos en la ganadería y, en concreto, en el sector vacuno. “Estamos hablando de países que ya tienen un mercado consolidado en la Unión Europea y que ahora van a contar con ventajas arancelarias además de un aumento de contingentes”, indica Peris. “Una carne de vacuno con estándares sanitarios y de bienestar animal muy inferiores, y por tanto con costes de producción mucho menores, que puede suponer una competencia desleal para los productores castellonenses”, añade. Desde la Unió también apuntan a las consecuencias que el acuerdo con Mercosur puede tener para el sector aviar y porcino. Más si cabe, cuando la provincia ya arrastra una progresiva pérdida de cabaña ganadera: sólo en el último año ha perdido más de 126.000 animales.
Peris considera que las cláusulas espejo en acuerdos con terceros países deben realizarse ya y habría que empezar por el acuerdo con Mercosur y que también se consideren los cítricos europeos como producto sensible. “Los productos que llegan de terceros países deben equipararse a los estándares de producción de la UE, tanto en regulación de fitosanitarios como en normativas de bienestar animal y medioambientales u obligaciones laborales y sociales”.
En el caso concreto de los cítricos, el principal problema es la competencia de la fruta para zumo. Según la Unió, el acuerdo con Mercosur “hundirá la industria europea del zumo que ya domina al 90% un país como Brasil y la situación se extenderá probablemente al precio para la fruta del mercado en fresco”. "Si hay más estoc de fruta para zumo y zumo concentrado en el mercado, será más difícil dar salida a nuestros cítricos que no son aptos para el mercado en fresco", matiza Carles Peris. Todo ello sin contar con el riesgo de entrada de plagas, cuya detección ha ido en aumento en los envíos desde Argentina y Uruguay.
Fondo de compensación
Desde AVA-ASAJA, su presidente, Cristóbal Aguado, asegura que “la Comisión Europea trata de embaucar a los gobiernos que están en contra del acuerdo, como Francia, Polonia e Italia, incluyendo compromisos de última hora que, viendo los precedentes, serán muy difíciles de cumplir”. A este respecto, apunta que “aunque aseguran que habrá reciprocidad entre las producciones europeas y foráneas, no se incluye una modificación de los requisitos sanitarios y fitosanitarios a las importaciones”. Las cláusulas de salvaguarda tampoco convencen a las entidades agrarias puesto que el acuerdo “no precisa más y se trata de un mecanismo que requiere demasiadas trabas y tiempo para activarse”. En cuanto a la reserva de emergencia de 6.300 millones, desde AVA-ASAJA advierten que si se contempla esta reserva es “porque hasta la Comisión es consciente de que perjudicará a sectores como la avicultura, el vacuno, porcino, arroz o cítricos”. De hecho, la Unió ya advierte que reclamará compensaciones a través de un fondo de crisis para aquellos agricultores, ganaderos y productos que resulten más afectados.
Por su parte, desde Compromís también manifiestan su oposición a los términos del acuerdo y muestran sus reticencias por la rapidez con la que se ha sellado el tratado, como pieza clave de la estrategia comercial europea para ampliar mercados, ante la presión arancelaria ejercida por gobiernos externos, como los de los Estados Unidos.
“Nuestra postura ha sido siempre clara: rechazamos el acuerdo con el Mercosur porque va en contra de la producción local sostenible y de los derechos laborales. Este acuerdo incrementa la dependencia de las grandes multinacionales, que, de facto, controlarán los mercados y sacarán los principales beneficios”, ha afirmado Vicent Marzà, eurodiputado de Compromís y miembro de la comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo.
La aprobación del tratado con Mercosur deberá pasar por el Parlamento Europeo, además de ser ratificado por los estados miembros. La votación en el Pleno del Parlamento Europeo está prevista para principios de 2026 aunque el grupo Compromís ya ha solicitado un debate plenario para este mes de septiembre.