CASTELLÓ. La energía agrovoltaica -que apuesta por la sinergia entre agricultura y energía fotovoltaica instalando paneles solares en terrenos de cultivo- comienza ya a dar pasos en la provincia de Castellón con iniciativas pioneras como la puesta en marcha del primer proyecto piloto en cítricos de toda la Comunitat Valenciana, que se desarrollará en una parcela de la Comunidad de Regantes de Vila-real.
La prueba forma parte del proyecto SIRERA, coordinado por Facsa junto a la UJI, el IVIA, La Unió Llauradora i Ramadera, Heliotec y Giditek, con la colaboración de la Comunidad de Regantes de Vila-real, y abre una nueva vía para mejorar la eficiencia hídrica, reducir costes energéticos y reforzar la adaptación del cultivo a los efectos del cambio climático.
La Comunitat Valenciana, una de las regiones con mayor dependencia del regadío, afronta un escenario marcado por la necesidad de reforzar la seguridad hídrica y avanzar hacia modelos energéticos más eficientes. En este contexto se enmarca SIRERA, que desarrolla nuevas soluciones para optimizar la reutilización de agua depurada, digitalizar la gestión del riego y reducir el consumo energético en la agricultura.
Además, SIRERA se apoya en el trabajo previo desarrollado en el proyecto DIFERA (Digitalización agraria para la Fertirrigación y gestión de las Estaciones de Regeneración de Aguas), que sentó las bases para esta nueva fase de innovación. Gracias a DIFERA, el proyecto dispone ya de una finca experimental, instalaciones adaptadas, permisos específicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar para el vertido de agua depurada y de la EPSAR para la captación desde el colector, así como la colaboración activa de la Comunidad de Regantes de Vila-real. Este recorrido previo permite acelerar la implantación de tecnologías de regeneración, riego inteligente y eficiencia energética que ahora impulsa SIRERA.
El programa incorpora uno de los elementos más innovadores del panorama agrario valenciano: la primera prueba piloto de energía agrovoltaica en cítricos de la Comunitat Valenciana, que se instalará en una parcela experimental de la Comunidad de Regantes de Vila-real. Hasta ahora, este sistema —que combina producción agrícola y fotovoltaica en el mismo terreno— se había testado principalmente en cultivos como la vid, pero no en cítricos, lo que convierte a Castellón en territorio pionero, tal y como explica José Castro, responsable de proyectos de La Unió.
En este momento, el equipo técnico está ultimando los detalles relativos al tipo de paneles, su orientación y, especialmente, la altura de la estructura, un aspecto determinante para garantizar el desarrollo de árboles frutales como los cítricos. La instalación, prevista sobre una superficie de entre 200 y 300 metros cuadrados, podría estar operativa a comienzos de 2026. “Será la primera ocasión en la que podamos medir de forma real cómo se comporta la agrovoltaica en cítricos y qué beneficios puede aportar”, afirma Castro.
Los resultados observados en otros cultivos permiten anticipar beneficios relevantes. Experiencias activas han demostrado que la sombra proyectada por los paneles reduce la evapotranspiración y, por tanto, el consumo de agua; además, modera los efectos del calor extremo, un factor cada vez más crítico. Esto permite retrasar la maduración en un contexto en el que las altas temperaturas la adelantan, contribuyendo a una mejor calidad del fruto. Aunque se ha detectado un ligero descenso productivo —en torno al 4-5%—, Castro señala que “esa reducción es mínima y queda sobradamente compensada por la mejora de calidad, el ahorro hídrico y el rendimiento energético”, y estima que harán falta entre dos y tres años para obtener conclusiones sólidas en el caso de los cítricos.
A esta visión técnica se suma la perspectiva de los regantes. Pascual Broch, presidente de la Comunidad de Regantes de Vila-real y de la Federación de Comunidades de Regantes de la Comunitat Valenciana (FECOREVA), subraya que la entidad “apuesta con firmeza por este proyecto piloto porque permite estudiar un sistema mixto en el que convivan la producción agrícola y la generación de energía fotovoltaica”. Broch explica que la finca experimental desarrollada en el proyecto DIFERA permite ahora avanzar con SIRERA e integrar los paneles como “una cubierta que, además de aportar energía para autoconsumo, puede ofrecer beneficios similares a los sistemas de mallas actuales, como protección frente a inclemencias, mayor sombreo y mejoras microclimáticas”. También confirma que se trabaja ya en determinar la altura adecuada de la estructura para no interferir en el crecimiento del arbolado.
El presidente de los regantes insiste en la importancia estratégica del proyecto: “La regeneración y reutilización del agua será imprescindible en el futuro. Tenemos que aprovechar cada recurso disponible para garantizar el riego y compatibilizarlo con otros usos, y proyectos como DIFERA y SIRERA nos están permitiendo avanzar hacia una gestión más eficiente y moderna”. La Comunidad de Regantes ya está experimentando la combinación de agua depurada con caudales del río Millars, con el objetivo de asegurar calidad en los cultivos y estabilidad en el suministro a largo plazo.
Nueva Asociación Agrovoltaica Española
La apuesta por la agrovoltaica se refuerza, además, con la creación reciente de la Asociación Agrovoltaica Española (AAE), impulsada por La Unió junto a otras entidades y presentada oficialmente en Feria Valencia en el marco de EGEC. La organización agraria es la única entidad profesional del sector que figura como fundadora. La AAE nace con el propósito de promover sistemas agrovoltaicos sostenibles, fortalecer la colaboración entre agricultura, energía e investigación, y reclamar una regulación clara que permita un despliegue ordenado y garantista.
Entre sus prioridades figuran la defensa de marcos normativos que aseguren que la actividad agraria siga siendo prioritaria, la difusión de modelos consolidados, la definición de estándares de calidad y el impulso de proyectos demostrativos. En el foro se expusieron iniciativas como Picassent Solar, donde La Unió organizó una visita técnica, y que ya combina cultivos como higos, pitaya o vid con energía solar en terrenos anteriormente degradados. También se avanzan pruebas en aguacates, espárragos o berries.
Castro destaca que “la agrovoltaica tiene potencial para mejorar la respuesta ante los desafíos climáticos, modernizar la agricultura y diversificar ingresos, pero siempre con la premisa de que la parte agrícola debe tener más peso que la energética”. Por ello, defiende que la administración impulse una regulación específica y criterios claros de implantación que permitan avanzar a proyectos técnicamente solventes y socialmente beneficiosos.
Con un presupuesto de 146.228 euros y un horizonte de ejecución hasta diciembre de 2026, SIRERA aspira a convertirse en un referente en la gestión inteligente del agua regenerada y en la implantación de modelos agrovoltaicos que combinen innovación, sostenibilidad y viabilidad económica para las explotaciones citrícolas valencianas.