CASTELLÓ. La Unió Llauradora ha constatado el amplio respaldo del sector citrícola a la creación de un Plan de Reconversión que garantice el futuro del campo valenciano. Según una encuesta realizada por la organización agraria entre más de 900 productores de la Comunitat Valenciana, el 81,2 % considera “muy importante” y otro 11,9 % “importante” poner en marcha una estrategia integral de modernización, mientras que solo un 2 % le resta relevancia. Los resultados del sondeo se han presentado este jueves en las V Jornadas Citrícolas que La Unió celebra en Betxí, con la participación de más de 400 personas. Para el secretario general de la organización, Carles Peris, “los datos demuestran que el sector pide con claridad un plan realista, bien financiado y adaptado a la realidad de las explotaciones profesionales”.
Entre las medidas mejor valoradas por los encuestados destacan el arranque y nueva plantación de cítricos (88%), la instalación o renovación del riego localizado (83%) y la recuperación de campos abandonados (80%). “El mensaje es claro: los agricultores quieren rejuvenecer las plantaciones, mejorar la eficiencia hídrica y reactivar las tierras en desuso”, subraya Peris. Más del 80% de los encuestados considera que solo con ayudas del 60% o superiores se incentivaría de forma real la inversión; además, el 95% reclama que las convocatorias estén abiertas durante todo el año y un 78% propone reconocer el trabajo propio del agricultor como parte de la inversión subvencionable.
El 57% de los agricultores apoya diferenciar la intensidad de las ayudas según el perfil del productor, priorizando a jóvenes y profesionales. Asimismo, un 93% considera imprescindible que el plan incluya apoyos económicos a la renta durante los años improductivos tras la renovación de las plantaciones. Los productores señalan como principales obstáculos para la reconversión los altos costes de inversión y la baja rentabilidad, la fragmentación de las parcelas, la excesiva burocracia, la falta de relevo generacional y formación técnica, así como los efectos del cambio climático, las plagas y la fauna silvestre. Desde La Unió destacan que “estos factores refuerzan la urgencia de una estrategia pública coordinada que combine apoyo financiero, medidas estructurales y acompañamiento técnico”.
Innovación y profesionalización
La encuesta también revela un fuerte interés por la formación y la transferencia de conocimiento: las áreas con mayor demanda son la gestión integrada de plagas (46,9%), la poda y el manejo del arbolado (41,8%), los nuevos patrones y portainjertos (41,2%) y la digitalización agrícola (38,8%). “El futuro del campo pasa por la innovación y la profesionalización. Hay ilusión y compromiso, pero sin apoyo institucional no habrá futuro para uno de los pilares de nuestra agricultura”, advierte Peris.
El 100% de los encuestados respalda que La Unió defienda ante las administraciones la creación de un Plan de Reconversión Citrícola. La organización se ha comprometido a trasladar las conclusiones del estudio a las administraciones competentes y exigir medidas concretas y con financiación suficiente. Según Peris, “la citricultura valenciana necesita un plan que no se quede en el papel, sino que transforme de verdad el modelo productivo. Los resultados confirman que el sector demanda una reconversión ambiciosa, flexible y bien dotada, que combine innovación, relevo generacional y sostenibilidad económica”.
Las jornadas de Betxí, consolidadas ya como un punto de encuentro de referencia para el sector, reúnen durante dos días a agricultores, investigadores y empresas para debatir sobre el futuro de la citricultura valenciana. El acto inaugural ha contado con la participación de Carles Peris; el director del IVIA, Alejandro Tena; la alcaldesa de Betxí, Carla Nebot, y la directora territorial de Agricultura en Castellón, María Luisa Albiol. La periodista Raquel Fuertes, gerente de Valencia Fruits, ejerce como moderadora. La primera jornada ha abordado cuestiones técnicas como la intensificación sostenible, la mejora en patrones y portainjertos, el control de plagas emergentes —como el Scirtothrips aurantii (trips de Sudáfrica) o el Diaphorina citri—, el uso de bioestimulantes y aminoácidos, así como nuevas herramientas fitosanitarias más seguras y sostenibles, con el objetivo de acercar la investigación y la tecnología a las necesidades reales del campo valenciano.