CASTELLÓ. El sector oleícola castellonense encamina la campaña 2025/2026 con un tono de recuperación moderada tras el colapso productivo provocado por la sequía extrema de 2024. Las primeras estimaciones publicadas por la Conselleria de Agricultura sitúan la producción provincial en 6.109 toneladas, un salto considerable frente a las 256 toneladas de la campaña pasada, pero aún un 33,4% inferior a las 9.179 toneladas obtenidas en 2023, un ejercicio con un rendimiento más normal. La provincia encabeza, junto con Alicante, una recuperación territorial desequilibrada que no garantiza la normalidad productiva ni la estabilidad económica del sector de secano.
En el conjunto de la Comunitat Valenciana, la previsión asciende a 18.557 toneladas, frente a las 4.964 toneladas de la campaña anterior, pero todavía un 18,6% por debajo del nivel de 2023 y un 7% inferior a la media de la última década, aunque un 11,4% por encima de la media de los últimos cinco ejercicios, marcados por episodios reiterados de sequía y estrés térmico. El arranque de la campaña se produce con existencias limitadas en almazaras: apenas 530,3 toneladas, tras años de dificultades para el sector en la Comunitat.
Castellón vuelve a consolidarse como segundo polo oleícola de la Comunitat, por detrás de Alicante (7.836 t) y por delante de Valencia (4.612 t). Sin embargo, el rebote no es homogéneo, tal y como han alertado las organizaciones agrarias la Unió y AVA-ASAJA. En el Alto Palancia, las lluvias de finales de verano han favorecido el engorde del fruto y permitido recuperar hasta el 80% del potencial productivo en municipios como Soneja. En otras zonas, el escenario es radicalmente distinto: en el Maestrat y la Plana Alta persisten daños severos y reducciones que en algunas explotaciones apenas permitirán alcanzar el 30% de una campaña normal, y en puntos como Vall d’Alba, Cabanes o Xert no se llegará a recolectar.
Este comportamiento dispar responde a la estructura propia del olivar castellonense: cultivos de secano, parcelas pequeñas, altitudes entre 200 y 500 metros y baja capacidad de adaptación ante episodios extremos. En 2024 las pérdidas en secano superaron el 90% en todas las comarcas productoras de la provincia con reducciones de rendimiento de hasta el 100% en fincas concretas. La actual mejora, por tanto, no implica recuperación plena, sino una normalización limitada por factores estructurales.
Cotizaciones un 33% inferiores
Según el informe de la Conselleria, floración fue aceptable y el fruto presenta, en general, buena calidad y escasa incidencia de plagas, favorecido por las lluvias tardías. No obstante, el mayor riesgo para la rentabilidad no está en la producción, sino en el mercado. Tras un año de precios récord, las cotizaciones han sufrido un descenso acelerado. Los últimos datos disponibles, semana del 10 al 11 de noviembre de 2025, el precio del AOVE se situó en 4,23 euros/kg en España y en Castellón lo hizo en 5,15 euros/kg. La caída ronda el 33% respecto al año anterior, cuando el AOVE de Castellón alcanzó los 7,720 euros/kg, lo que tensiona la viabilidad de explotaciones pequeñas que aún afrontan costes elevados tras dos campañas ruinosas, tal y como ha denunciado la Unió.
El sector vive con preocupación la paralización de las ayudas extraordinarias previstas en la Ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario, que contemplaban 285 millones de euros para olivar de secano. Según respuesta parlamentaria, los fondos no se han ejecutado por falta de consignación presupuestaria y quedarían sujetos a autorización europea por tratarse de ayudas de Estado. El sector considera estas partidas imprescindibles para culminar la recuperación productiva y sostener explotaciones de alta vulnerabilidad.
La Comunitat Valenciana apenas representa el 1% del valor exportado de aceite español (62,8 millones en 2024), pero destaca por su apuesta por la diferenciación. El olivar ecológico supera las 8.608 hectáreas, de las que 1.483 hectáreas están en Castellón, así como 16 de las 69 almazaras ecológicas de la Comunitat. El potencial de este segmento es clave para acceder a mercados internacionales con mayor valoración del AOVE de origen y certificaciones de trazabilidad.
La campaña 2025/2026 no supone una vuelta a la normalidad, sino una recuperación agridulce: más fruto, mayor calidad y un margen comercial que vuelve a estrecharse tras la caída del mercado. El sector reclama seguridad regulatoria, apoyo a explotaciones de secano, modernización productiva y estrategias comerciales que refuercen el valor añadido (denominaciones territoriales, ecológico, AOVE premium). Allí donde la sequía devastó el olivar en 2024, la cosecha de 2025 vuelve a crecer, pero sin garantías de que el campo pueda sostenerla a largo plazo.