CASTELLÓ. Incentivar el transporte público y reducir los coches en el centro. Estos son los dos grandes retos que se ha marcado el Ayuntamiento de Castelló con su nuevo plan de movilidad urbana, que persigue como fin último priorizar el tránsito peatonal y ciclista. Se trata de una hoja de ruta con un plazo de ejecución de cinco años y que debe establecer las medidas encaminadas a calmar el tráfico.
Para redactar este documento clave, se prevé una inversión de 132.000 euros (impuestos incluidos). El expediente por fin está publicado en la plataforma de Contratación del Estado y las empresas interesadas pueden presentar sus propuestas hasta el 31 de marzo. Por las características del pliego, el servicio va más allá de realizar un diagnóstico, presentar unas conclusiones y fijar una estrategia de futuro. Con este contrato, el consistorio pretende anticiparse a los cambios que se puedan producir en el próximo lustro por la evolución social y las exigencias de la Unión Europea.
Unos objetivos definidos en el pliego
Según consta en el pliego de prescripciones técnicas y administrativas, la concesionaria debe cumplir una serie de objetivos. Por un lado, arbitrar las herramientas para desarrollar las ofertas de los diferentes modos de transporte público. Por otro, proponer las acciones tendentes a mejorar cuestiones como la ordenación de la red viaria, la movilidad a pie y en bicicleta o la seguridad vial en las calles del casco antiguo.
Ante la importancia del estudio, se establecen hasta seis fases para su cumplimiento. La primera obedece a la preparación y análisis con una propuesta de calendario. Esto implica la creación de estructuras de trabajo a fin de determinar la disponibilidad de recursos y la identificación de los agentes implicados para impeler procesos de participación. Asimismo, se contempla un análisis de la situación de la movilidad, lo que exige la redacción de varios informes. Desde realizar una propuesta de metodología hasta implementar un examen de diagnóstico, en el que se incide sobre aspectos como las infraestructuras existentes, la distribución de mercancías, carga y descarga y circulación de vehículos y la siniestralidad, entre otros.

- Vehículos, en la avenida Rey don Jaime. -
- Foto: ANTONIO PRADAS
La segunda fase corresponde al desarrollo de la estrategia de movilidad, basada en tres ejes: establecimiento de la visión y definición de objetivos, modelación de escenario y metas cuantificables. La tercera etapa se focaliza en la planificación de acciones, siempre agrupadas en planes integrados para determinar los cambios en la circulación, la revisión de los estacionamientos, el refuerzo del transporte público y la implantación de un plan director de la bicicleta.
Seguimiento de las medidas, impactos ambientales y conclusiones
La últimas fases se centran en hacer una evaluación y seguimiento de las medidas adoptadas y valorar sus impactos ambientales. Del mismo modo, y como colofón, se exige a la adjudicataria elevar una memoria de conclusiones para concretar los cambios experimentados.
El planteamiento sobre el que trabaja el Ayuntamiento con este plan persigue, además, integrar la movilidad en las acciones urbanísticas, gestionar y limitar los aparcamientos para vehículos privados, mejorar la seguridad vial de las calles y ordenar la red viaria del centro. Para ello, se insiste en desarrollar y reforzar los diferentes modos de transporte público.