LLUCENA DEL CID. En Llucena aterriza el próximo día 1 el último show de Elefantes, la banda que lidera Shuarma y que cumple ya 30 años de carrera. Sin ser un grupo de éxito descomunal, su cartera de canciones son un mapa que dibuja el recorrido de un público que sigue creciendo concierto a concierto. 'Que yo no lo sabía', 'Azul', 'Me falta el aliento' o 'Al olvido' son algunos de los temas que sonarán en la plaza Mossen Baltasar Gallén junto con algún tema nuevo, "porque no somos un grupo al que le guste estar siempre mirando atrás". Así lo cuenta Jordi Ramiro, el batería, quien nos detalla cómo llegó un día a sus vidas Enrique Bunbury para tenderles la mano con la que grabar un disco y salir a la carretera de gira.
Renovadores de la canción española desde una perspectiva única y personal, la banda se posiciona como uno de los referentes de la escena musical nacional, fusionando melodías que van desde el pop hasta el flamenco, pasando por la canción melódica y el rock. El de Llucena será su único concierto en la provincia y con Jordi Ramiro charlamos de la cita y de su trabajo como baterista de Elefantes.
-¿Vamos a ver en Llucena el espectáculo con el que estáis girando este último año y medio?
-Sí. Estamos con la gira del 30 aniversario, que son los años que en 2024 cumplimos en el mundo de la música. Nos ha ido muy bien y todavía nos están pidiendo tocar este espectáculo en algunos conciertos más, como es el caso de Llucena. Lo que hemos preparado es un show en el que repasamos nuestra carrera y presentamos canciones más nuevas también. Es un concierto de celebración de ese tiempo que llevamos tocando juntos en el que el público suele participar bastante. Es muy divertido y entretenido.
-¿Os da la impresión de que el público busca esa nostalgia de los temas antiguos cuando va a veros?
-Puede ser. Lo que nos estamos encontrando es su reconocimiento a todos estos años en los que estamos en el mundo de la música. Sin haber sido un grupo de un gran éxito, Elefantes no ha parado de dar conciertos con nuestros temas y nuestro particular estilo en todo tipo de ciudades y pueblos. Y vemos que nos reconocen no solo el hecho de seguir en activo sino también que, sin ser esa gran banda, nuestras canciones sí han sido y son importantes para mucha gente. Eso la gente nos lo agradece, ese continuar acercándoles nuestras canciones para seguirlas sintiendo, y eso es muy especial. Por todo, nos sentimos honrados y agradecidos. El público no solo viene a nuestros conciertos sino que nos demuestra que para ellos lo que tocamos les acompaña y les hace vibrar a su manera, y eso es genial. Pero no somos un grupo que miramos al pasado. De hecho, la producción de este directo cuenta con los temas actualizados y nuestra mirada está muy puesta en lo siguiente que vamos a hacer. Esta gira pasaba por ser una gira de conmemoración y se ha alargado por todo lo que te cuento.
-Pero en noviembre presentáis otro show en el que también miráis atrás, porque el protagonista absoluto será el álbum ‘Azul’.
-Se nos han juntado dos efemérides, porque a estos 30 años se le suma que hace 25 publicamos el disco que nos dio a conocer, ‘Azul’, y hay un promotor que ha considerado que era una buena excusa para preparar unos conciertos especiales con los que terminar el año. Lo que vamos a hacer es tocar ese álbum entero en directo y en el orden en el que está en el disco.

Jordi Ramiro, batería de Elefantes
-¿Cómo ha cambiado vuestro público durante estos 30 años?
-A nuestros conciertos no para de venir público nuevo, y eso es muy bonito de comprobar desde el escenario. El nuestro es un espectador que se renueva bastante, con lo que vamos adquiriendo nuevas personas que acuden y nos conocen. Es una satisfacción porque es una manera de asegurar que durante muchos años más seguirás haciendo el trabajo que tanto te gusta. Y sabemos que para que siga siendo así tenemos que componer y tocar las mejores canciones posibles y dar los mejores shows posibles. Y en ello estamos.
-Vuestras colaboraciones con otros artistas son clave en vuestro recorrido como banda, ¿siempre tuvisteis claro que había que dar espacio e importancia a esos encuentros?
-Es muy curioso, porque cuando empezamos no era muy normal hacer colaboraciones. Elefantes salió con ‘Azul’, donde había hasta cinco temas grabados en compañía. Además de Bunbury estaba Jaime Urrutia, de Gabinete Caligari, Marilia de Ella Baila Sola, Morti de Ex-Mundus, Dani Nel.lo y Clara Montes. Un disco más tarde mantuvimos otro encuentro con Antonio Vega y grabamos ‘Que yo no lo sabía’ y ‘Lucha de gigantes’, que fue la experiencia más maravillosa que hemos compartido nunca en un estudio. Hay más, ‘Te quiero’ o ‘Al olvido’, y también nos gusta hacer versiones, es muy interesante. Somos un grupo puramente compositivo con una gran fertilidad para hacer canciones, pero también disfrutamos tocando temas de otros. En 2024 sacamos un EP que se titula ‘5 miradas’, donde hay versiones de amigos. Y ‘Te quiero’, con José Luis Perales, fue algo muy celebrado por nosotros. Es sano salir de tu propia esfera y verte a ti mismo cantando trabajos de otro y que otros lo hagan con los tuyos.
-Has mencionado a Enrique Bunbury. ¿Hasta qué punto es responsable de que estéis celebrando estos 30 años en la música?
-Bunbury tuvo una visión muy clara de nuestro potencial. Nos vio por primera vez en un concierto en Zaragoza en el que no habría más de 20 personas. Salimos a tocar como siempre, es decir, a muerte, como si estuviéramos en Wembley. No sabíamos que él se encontraba allí. Ese día estábamos muy contentos porque nunca habíamos salido a dar un concierto fuera de Cataluña. Al día siguiente volví a Barcelona a trabajar, porque así es la vida del músico amateur, y más adelante recibimos la llamada de Enrique diciendo que había visto en nosotros algo y nos preguntó si teníamos canciones. Su carrera justamente estaba en esa época en un punto de cambio y transformación, y decidió dedicar unas semanas de su vida a estar con nosotros y a grabar ese trabajo que llevábamos dos años componiendo. Enrique se encontró con un grupo que estaba preparado para saltar al mundo profesional y convergieron ahí unas energías muy fuertes: una banda con mucha hambre, buenas canciones y la mejor de las actitudes, y él, que nos dio el punto. Siempre, siempre, siempre agradecido a Bunbury, y lo diremos todas las veces que haga falta porque es así. Tras la grabación hicimos una gira de 30 conciertos, donde nos curtimos, y a partir de ahí seguimos nuestro camino solos. Pero insisto, sin su empuje no hubiéramos empezado de la manera en la que lo hicimos.

-¿Habrá algo más que unos pocos conciertos con el disco ‘Azul’?
-Cuando celebremos los 25 años de ‘Azul’ vamos dar los conciertos, como comentamos, y a reeditar el disco. Con el añadido que en el formato CD vamos a incluir las maquetas que grabamos con producción propia en el 88 y 89.
-Comentas que sois un grupo puramente compositivo, ¿cómo trabajas las canciones como batería de la banda?
-Déjame primero que te cuente que a veces me he encontrado con algún periodista que cuando ve que a quien va a entrevistar es al batería y no a Shuarma se lleva una enorme decepción, porque siempre quieren el encuentro con la persona más visible. En este sentido, tengo una gran experiencia en ser el segundo. El grupo está partido a cuatro partes iguales y dentro del mismo estamos configurados de una manera, y entiendo que cara a fuera hay una serie de pesos y atractivos, y ahí está la razón por la que Shuarma sea la persona a la que buscan. Cuento esto porque cuando atiendo una entrevista pocas veces los periodistas aprovechan para plantearme una cuestión como la que acabas de hacer tú. Creo que la actividad de los grupos, aunque tengan un cantante indiscutiblemente potente, es mucho más fuerte e interesante que la de muchos cantantes solistas.
-¿Y respecto a tu papel en la composición de los temas?
-Las canciones las escribe todas Shuarma, pero no tenemos un sentimiento de que son solo suyas sino que cuando el tema reúne unas condiciones emocionales que hacen que sientas que va a ser importante, llega un punto en el que necesitas trabajar con esa pieza y se convierte en una cosa tuya. Cuando Shuarma viene con una guitarra a enseñarnos una canción genera una reacción intuitiva, un instinto en el que tú te colocas de una manera determinada a tocar, y con eso configuramos el estilo musical de Elefantes, que no está muy definido ni en el rock ni en el pop, además que podemos ser muy románticos pero a la vez agresivos con nuestra actitud en el escenario. Esa mezcla viene generada por una manera muy personal de entender la música que explotamos en nuestro local de ensayo. Y de esa manera nacen los ritmos y las armonías que juntas conforman el estilo del grupo. Es una cuestión de saber tocar, saber entender y tener el grifo emocional abierto para sacar lo que crees que ha de tener esa canción.
-O sea que desde la percusión puedes aportar a que las canciones tengan ese sonido Elefantes tan particular...
-Obviamente. En un grupo de cuatro en el que cada uno toca un instrumento distinto, el sonido del grupo es decisivamente la suma de un montón de cosas. Los discos se producen en relación a ese sonido, pero al final lo toca la persona que lo toca. De la misma manera que la voz de Shuarma es característica, si cambias al batería o al guitarra y pones a otro no va a sonar igual, no tendrá ese sello. Elefantes es una marca que se define por sí misma y es fruto de un trabajo que desde fuera muchas veces se concreta en la figura del cantante, cosa que me parece lo más normal del mundo, pero detrás hay mucho más.

-¿Cómo se viven los conciertos desde la posición del batería?
-Justo en esta gira estoy tocando en un lado, no atrás del todo, estamos los cuatro en fila. Pero tanto en los conciertos como en los ensayos la función de un batería es cohesionar al grupo, establecer la dinámica, y en mi caso concreto, traducir cómo está Shuarma y trasladar su intensidad a la velocidad más adecuada. Mi papel es logra que vaya fluido y regular el volumen general de todo. Estoy con una cuerda con cada uno y llevándolos a todos porque los instrumentos son de gran responsabilidad y si te equivocas se nota mucho. A mí me gusta sentir que la máquina está cohesionada, buscar la manera de ayudar a Shuarma a cantar y a los compañeros a tocar cómodos. Es importante escuchar mucho y ser generoso con las canciones y el resto de la banda. Es ahí donde suena mejor Elefantes.
-¿Estás todo el día con la percusión en la cabeza o puedes desconectar?
-Claro que puedo desconectar. No me paso el día dando golpes. Hay muchos estilos de baterista. Yo nunca he sido un gran estudioso de la batería, aunque llevo 30 años con ella, pero no soy una persona que está todo el rato con eso. Ahora mismo necesito nutrirme de otras cosas. Me gusta más tocar el piano, y aprender cosas de ese instrumento o de teoría en general, porque me gusta más investigar que sentarme cinco horas a pegar palos. Al final, con los años lo mejor es tener un buen estado mental y conectarte bien con tu cuerpo para así, cuando estás tocando, tener la cabeza abierta para imaginar, pensar y hacer cosas, o hacer cosas sin pensar. Y eso no solo se adquiere tocando un instrumento sino que se obtiene a veces alejándote un poco, escuchando otra música o con cosas que no tienen que ver con la percusión. Así es al menos cómo me encuentro en estos momentos, quizá si hablamos el año que viene resulta que te cuento que me paso todo el día con las baquetas.