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CULTURA

Mirar donde el ojo no llega: la fotografía de Miguel Trillo estudia las conexiones de la estética global

El reconocido fotógrafo de la movida expone en la Casa de la Cultura de Onda hasta el final de este mes

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CASTELLÓ. La Semana de la Moda de Madrid reúne estos días en la capital de España a más de una treintena de firmas y creadores. Generalmente, las miradas puestas en las fashion weeks se centran en su principal razón de ser, es decir, en las prendas que se exhiben sobre sus pasarelas. La moda explica a través de unos códigos propios la historia reciente de la sociedad y se ha convertido, de un momento a esta parte, en un arte que se desenvuelve como un medio de expresión en sí mismo. Así, la ropa representa un elemento más en la composición cultural del globo y, mediante sus combinaciones, pueden esbozarse las ideas, las pretensiones o el ritmo de vida de las diferentes generaciones. De esta manera, el paso del tiempo se apoya en las distintas vestimentas como una herramienta de datación, que encuadra a sus portadores en espacio y forma. No obstante, antes que en los desfiles - que avanzan las futuras tendencias - el impacto de la moda en la estética también se aprecia en los alrededores de las pasarelas; allí donde el ojo no llega.

Bajo esta premisa se enmarca el trabajo de Miguel Trillo, cuyas instantáneas trazan ventanas por las que asomarse a otras épocas, culturas o gustos. El fotógrafo, conocido por plasmar la estética juvenil de las calles madrileñas a lo largo de la década de los años 80, al calor del movimiento bautizado como la movida, reinventa en una exposición el estilo callejero actual. La muestra recoge las imágenes tomadas por el gaditano en el entorno de las principales pasarelas de los cinco continentes durante sus viajes en los últimos años. El ojo de Trillo enfoca aquello que no se aprecia en el universo de las fashion weeks y resta visión a los desfiles para entregarse a sus contextos, que protagonizan personajes anónimos y espontáneos, aunque claves para entender la estética mundial contemporánea. A tal efecto, la fotografía documental del natural de Jimena de la Frontera se enseña en la Casa de la Cultura de Onda hasta el próximo viernes en una Equidistancia - comisariada por Juan Redón - entre el panorama juvenil y musical del Castelló de los 90 y las brillantes pasarelas internacionales.

Dos exposiciones en una

La muestra - organizada por el Ayuntamiento de la localidad y la Fundació Caixa Castelló - presenta dos realidades paralelas, que dialogan entre ellas pese a sus diferentes planos. "Coexisten dos exposiciones en una; como si se tratara de un disco antiguo, con una cara A y otra B", apunta Miguel Trillo. Por una parte se encuentran los Souvenirs - imágenes del Castelló de hace más de tres décadas que el fotógrafo tomó para el suplemento dominical de El País - y por otra las Pasarelas - su último proyecto. La trayectoria de Trillo siempre ha caminado de la mano de las nuevas generaciones desde hace cerca de medio siglo. En cuanto a la evolución de la juventud, el gaditano reconoce que "han cambiado las personas" aunque existan unos elementos comunes. "Una generación no quiere que se le hable de la anterior; cada una 'trae su música' y quiere aprender por su cuenta, pero 'las ganas de bailar' son las mismas". Respecto a su enfoque fotográfico, Trillo asegura que la principal variación estriba en que la gente "ha ido a más y ha ganado en libertad alrededor del mundo".

Fundació Caixa Castelló
  • Fundació Caixa Castelló

En este sentido, Pasarelas conjuga la sensación de liberación obtenida en los 80 españoles con el alivio actual de otras sociedades, por ejemplo en el continente asiático. "La exposición relaciona la voluntad de los seres humanos por mostrar sus cuerpos engalanados", comenta el jimenato. "La ropa supone una piel voluntaria y en la muestra se aprecia en personas de todas las razas, religiones y procedencias". Así, Trillo incide en este punto como un conector entre su trabajo actual y aquel de la movida, independientemente del aspecto técnico - antaño solía utilizar dos cámaras, una para las instantáneas en blanco y negro y otra para el color. "Ha cambiado todo y nada; las redes sociales hacen que la información ahora sea exprés, pero el entusiasmo es el mismo". En relación a su visión alejada de los focos, el fotógrafo siempre ha conservado un método propio para plasmar los alrededores, ya sea en los conciertos o en los desfiles de moda. "Para mí la pasarela es la calle", define. "Mi atracción es el mundo de las subculturas juveniles, porque en mi opinión las 'pintas' son pensamientos".

Los vasos comunicantes de la estética

La vestimenta en las décadas de los 80 y los 90 representaba una declaración de intenciones y desvelaba la personalidad del que la portaba hasta encasillarlo en la estructura de las tribus urbanas. "Ahora la ropa ha ido a más; son los mismos cantantes y grupos los que crean líneas de moda propias", explica Miguel Trillo. "Los famosos siempre han sido los que traen la imagen - en las pasarelas o en las alfombras rojas - pero para dar cuenta de la moda de cada tiempo es necesario salir a la calle, por eso fotografío los extrarradios". A tal efecto, el gaditano asume que los tentáculos de la globalización también abrazan el espacio de la estética. "Ya no existe el exotismo ni lo autóctono", señala Trillo. "En la moda plasmada en Pasarelas no se hallan diferencias, si bien la muestra está agrupada por continentes y uno puede apreciar dónde está mediante la cartelería o el ambiente". De esta manera, el fotógrafo califica la estética contemporánea de "horizontal", ya que presenta una vinculación cristalina alrededor del planeta mediante una serie de "vasos comunicantes".

Fundació Caixa Castelló
  • Fundació Caixa Castelló

La imagen de autor ha experimentado asimismo una profunda transformación debido a la llegada de las redes sociales, que apuestan como nunca por un consumo rápido de contenidos y generan una consiguiente sobreexposición. Ante ello, Trillo diferencia mediante dos cuestiones la fotografía creativa del "bombardeo" digital. "Una de ellas es tan simple como hacer el esfuerzo intelectual de realizar exposiciones, es decir, pasar las instantáneas a papel; mientras que otra reside en el fenómeno novedoso del fotolibro, un ensayo contado con fotografías". De entre ambas, el jimenato apuesta por la segunda, la más reciente, como el camino a seguir de la disciplina en el futuro próximo. "Mi fotografía es documental; a saber, no completa un texto ni es encargada, sino que está hecha a pie de calle con gente anónima, sin ser tampoco una sesión". En definitiva, Miguel Trillo mira desde hace más de cuatro décadas allí donde otros ojos no llegan. Su fotografía vincula aquel Castelló espontáneo, rebelde y sin complejos con el anonimato de los alrededores de las radiantes fashion weeks en Onda hasta el final de este mes.

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