CASTELLÓ. No hay mejor definición que su título. 'The Rhythm of the Ocean Vortex'. Y es que sentir cómo entras en un vórtice, en una especie de bucle infinito sin salida, es algo muy dificil de experimentar y que Desilence y Suzanne Ciani han logrado recrear en Benicàssim. El trío de artistas ha sido capaz de exponer en el Bellver Blue Tech Zone una obra de arte digital equipada con tecnología inmersiva, compuesta de 66 millones de píxeles y que propone un viaje sensorial que evoca la lógica profunda y envolvente del mar.
"La obra nace hace tres años. Hicimos una serie de directos junto a Suzanne Ciani en los que ella producía la música y nosotros generábamos las imágenes. Ella se inspiró en el mar y sus sonidos y nosotros, que trabajamos de una forma muy abstracta, intentamos representar los sentimientos y las emociones que íbamos sintiendo", han explicado Tatiana Halbach y Søren Christensen, componentes de Desilence, un estudio visual reconocido por crear un lenguaje artístico propio que combina sensibilidad pictórica con tecnología digital avanzada, a Castellón Plaza y los medios de comunicación asistentes a la presentación de 'The Rhythm of the Ocean Vortex' este 17 de diciembre en el Bellver Blue Tech Zone.
Visualmente, la obra es un entorno de pintura digital abstracta: corrientes marinas, olas, mareas y patrones de luz que evocan el movimiento interno del agua. De vez en cuando, una estela de burbujas sugiere la presencia de algún ser marino que aparece y se desvanece. Los ocho minutos que la componen proponen un descenso al fondo de un mar tranquilo, en el que el pulso de la música mueve al espectador y modula tanto su percepción como su bioritmo. Calma, agitación o expectación son algunas de las emociones que se transmiten y que recorren cada uno de los cuerpos presentes.

No son ni mucho menos baladí los 66 millones de píxeles que componen Vortex, la sala que alberga la exposición y que tiene capacidad para acoger desde contenidos envolventes virtuales generados en entornos 3D hasta contenidos reales grabados con cámaras 360º. "Salas como Vortex están apareciendo alrededor del mundo y ayudan a romper con la barrera de entrada que tradiconalmente separan a la pieza artística del público. No solo eso, sino que el hecho de que sea cilíndrica permite a los artistas jugar a hacer perder la perspectiva al espectador y trasladarlo a otro lugar", ha destacado Antònia Folguera, comisaria de la muestra y comunicadora, sobre las ventajas para el arte y la creación de contar con salas como la existente en el edificio ubicado en Benicàssim.
Bellver Blue Tech, un edificio con proyección dentro del circuito de arte internacional
Bellver Blue Tech Zone, situado en la costa de Benicàssim, es un espacio concebido para albergar encuentros (principalmente corporativos, pero también creativos, formativos y culturales) en el que tecnología, servicio y entorno se integran para ofrecer una experiencia única. Con 'The Rhythm of the Ocean Vortex', la instalación busca consolidarse en el circuito internacional de arte digital, destacando su ubicación, versatilidad y capacidad tecnológica para impulsar las propuestas más innovadoras del momento.
El edificio responde al concepto de 'Blue Zone', definido como "aquellas regiones del mundo donde la población, generalmente, vive una vida más larga y saludable". Estas zonas comparten características como las relaciones entre las personas, una dieta saludable y un estilo de vida activo, valores alineados con la filosofía de Bellver Blue Tech Zone y que pretenden ser transmitidos mediante la organización de eventos como The Rhythm of the Ocean Vortex'.
El edificio, impulsado por Leadclic, unidad de soluciones Salesforce de Wam Global, ofrece la infraestructura perfecta para reuniones estratégicas, lanzamientos de producto, incentivos y encuentros entre equipos remotos. Con capacidad máxima para 200 personas, sus instalaciones de vanguardia incluyen hotel corporativo, espacios gastronómicos únicos, salas inmersivas y tecnología de última generación integrada en cada rincón.