VILA-REAL. Era el mayor quebradero de cabeza de Marcelino desde que regresó al banquillo del Villarreal y, tras casi quince meses, parece que el asturiano por fin ha dado con la tecla. Sí, se trata de la fiabilidad defensiva. La misma que abandonó al Submarino antes de la salida de Quique Setién y que no ha vuelto hasta este último mes de competición.
Durante todo este tiempo, incluídas las buenas rachas de resultados del presente curso, el gran debe del equipo ha estado en su propia portería. La temporada pasada los groguets encajaron 65 goles en 38 jornadas, una media de 1,7 por partido. Una cifra elevadísima que les lastró en la clasificación y que no estaba mejorando en los primeros meses del actual curso.
El problema persistía a pesar de los cambios en la plantilla
De hecho, se venía manteniendo exactamente igual: el Submarino recibió 30 tantos en los primeros 18 encuentros ligueros. La línea defensiva había cambiado casi por completo: se marcharon Eric Bailly, Jorge Cuenca, Yerson Mosquera y Alberto Moreno para hacer hueco a los Willy Kambwala, Logan Costa y Sergi Cardona. Incluso se invirtió en la portería con Diego Conde y Luiz Júnior para sustituir a Jörgensen… pero el problema no se solucionaba.
Sin embargo, este 2025 la cosa parece haber cambiado. El Villarreal sólo ha encajado cuatro goles en los cinco partidos que ha disputado. Real Sociedad, Atlético de Madrid, Real Valladolid y Las Palmas perforaron una vez la portería amarilla, mientras que el Real Mallorca se quedó a cero.
Y más allá de los números, las sensaciones a nivel defensivo han sido muy positivas en cuatro de los cinco partidos. Si bien es cierto que el Atlético de Madrid generó mucho y pudo haber marcado algún tanto más, ni Real Sociedad, ni Mallorca, ni Valladolid ni Las Palmas tuvieron demasiadas ocasiones claras más allá de los goles anotados.
El regreso de Foyth como central, clave
Seguro que en esta mejora han influído diversos factores, pero el más evidente tiene nombre y apellidos. Juan Foyth llevaba más de un año sin ser titular por culpa de las lesiones y su esperado regreso se ha notado y mucho. El argentino ha retornado a la posición de central y, bien con Kambwala o bien con Logan Costa a su lado, ha aportado una jerarquía y una calidad defensiva tremenda. Por algo Marcelino se deshace en elogios cada vez que es preguntado él.
En la otra cara de la moneda se encuentra Raúl Albiol, que no ha tenido ni un solo minuto desde que a principios de año dijo que quiere jugar hasta los 45 años. El capitán de Vilamarxant ha perdido protagonismo hasta el punto de convertirse en el cuarto central de la plantilla.
Un daño colateral de lo que está siendo una reestructuración defensiva muy efectiva por parte de Marcelino García Toral. De la continuidad o no de esta dinámica dependen buena parte de las opciones del Submarino para continuar pugnando hasta finales de mayo por la cuarta plaza con el Athletic Club.