Este verano he vuelto a poder recorrer con mi grupo de Viver algunos de las rutas que me encantan y nunca me cansan como, por ejemplo, la zona del río, una de las grandes maravillas que invita a recorrerlo una y mil veces sin cansarse porque ofrece siempre paisajes cambiantes según la estación del año, una fotografía que cambia año tras año. El placer de caminar por las rutas que esconden y albergan los pueblos del Alto Palancia no se puede describir fácilmente, como se suele decir en estos casos … hay que vivirla!
Ayer precisamente de ruta con mi hermana y mi padre veíamos al fondo del paisaje esas manchas negras que dejó el incendio de Bejís y los recuerdos de la tragedia me han asaltado sin piedad. Recuerdo que justo hace un año nos confinaron por el humo, era terrible y el olor que venía de Bejís, uno de los puntos de la comarca más bonitos y maravillosos desde donde se mire y se recorra. En ese momento no sabíamos realmente la envergadura del incendio que se convirtió con los días en el más cruel de los últimos 80 años con 19.159 hectáreas de superficie quemada , de las que 17.352 era superficie forestal. De esta superficie forestal quemada, se calcula que será muy difícil recuperar unas 4.000 hectáreas. Además se calcinaron 1.632 hectáreas de terrenos agrícolas, principalmente de olivo y almendro en producción.
Recuerdo que el incendio crecía al mismo ritmo que crecía la angustia y la tensión que se vivía en el pueblo y se respiraba en el ambiente. Los días pasaban y las horas se hacían eternas mientras no se podía controlar un incendio que estaba devastando una zona maravillosa y rica para sus municipios, pues hablamos de tierras y de campos donde se cultivaba gran parte de la producción de almendra y aceite que supone una inyección económica importante para la zona y para sus habitantes. En definitiva, un desastre.
Hoy ya no es como antes. Y costará mucho en volver a la normalidad. Y no me refiero solo al placer de poder hacer rutas senderistas por la zona o el placer de deleitarnos con las vistas y paisajes que ofrece el entorno, me refiero a el impacto negativo económico que ha tenido en las personas que viven de los cultivos de la zona afectada pues el destrozo en los cultivos de almendra y oliva especialmente ha afectado a la economía de la zona y de las familias que vivían de ello.