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pintura, palabras y recuerdos

El mar, Manuel Vicent y Joaquín Sorolla

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VALÈNCIA. “También yo fui uno de aquellos niños que navegaba en un barco de papel. En mi memoria ha quedado varado aquel barco que fabriqué, tal vez, con la hoja del cuaderno escolar. A lo largo de mi vida no ha habido un barco más seguro, más resistente a la hora de enfrentarme a las más azarosas travesías […] Era un barco que nunca naufragaba”. Junto a estas palabras, una imagen, la de un niño jugando en la orilla de la playa del Cabanyal, en un día soleado, tratando de hacer navegar un balandro en miniatura. Entre ambas escenas, una literaria y otra pictórica, han pasado más de cien años, un siglo de diferencia que, sin embargo, parece mantener el mismo pulso de aquel mediterráneo que pintó con maestría Joaquín Sorolla y que, ahora, relata el escritor Manuel Vicent. 

Es ese mar de atardeceres rojos y alma profunda y oscura que cantaba Joan Manuel Serrat el que se convierte en punto de encuentro de ambos artistas, unas aguas que sirven como hilo conductor de la exposición En el mar de Sorolla con Manuel Vicent, que desde este viernes se puede visitar en Fundación Bancaja. La muestra, que hace algunos meses se vio en el Museo Sorolla de Madrid, llega a València con casi el doble de obras, algunas inéditas o raramente vistas, y una propuesta novedosa en torno a la obra de un Sorolla sobre el que han corrido ríos de tinta. Pero, ahora, no es solo su visión la que prevalece, sino también la de un Manuel Vicent que ha ejercido un comisariado literario que no busca un acercamiento académico a la pintura del valenciano, sino emocional. 

Es esta aproximación, que el escritor enfrenta desde el recuerdo, lo que provoca una relación que esquiva la distancia temporal que les separa y supera las cuestiones formales. El trazo importa, la escritura también, pero en este puente entre uno y otro lo que prima es la vivencia. “La pintura de Sorolla, la de verdad, es la que no se ve. Lo que está detrás de ese cuadro es el verdadero Sorolla”, expresó el escritor durante la presentación de la exposición, en la que estuvo acompañado por el presidente de Fundación Bancaja, Rafael Alcón, y por el director del Museo Sorolla y comisario artístico, Enrique Varela. El juego va, pues, de sentimientos, de conexiones, dos relatos que va en paralelo y que conectan ese mar que pintó Sorolla, a veces gozoso y otras veces duro, con las vivencias de un Vicent que van salpicando todo el recorrido a modo de textos en los que combina reflexiones y vivencias propias. 

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