CASTELLÓ. La construcción vuelve a erigirse como uno de los principales dinamizadores de la actividad empresarial en Castellón. Tras los años de crisis derivados del estallido de la burbuja inmobiliaria, que provocaron el cierre de numerosas compañías y la destrucción masiva de empleo, el sector vive ahora un nuevo ciclo de crecimiento alentado por la elevada rentabilidad del alquiler residencial y la fuerte demanda de reformas. El presidente del Colegio de Economistas de Castellón, José Manuel Salvador, afirma que el ritmo de creación de empresas en la provincia continúa al alza, impulsado especialmente por la reactivación del sector de la construcción, y resalta el auge de dos tipos de negocios: de reformas de viviendas dirigidas al alquiler y de promoción inmobiliaria. 

Las últimas cifras de la Seguridad Social constatan esta evolución del sector. Así, la construcción ha ganado casi 2.000 empleados en el último año y ha alcanzado en octubre los 19.657 cotizantes, que representa una subida de un 10%. También ha mejorado el mercado laboral en las actividades inmobiliarias, con un centenar más, de 1.576 en octubre de 2024 a 1.668 en octubre de este año. 

Por su parte, el autónomo en la construcción ha crecido un 4%, de 5.525 a 5.790, y en el segmento inmobiliario un 8%, ascendiendo de 667 a 723. 

El presidente del Colegio de Economistas de Castellón explica esta tendencia ha dado pie a la constitución de dos tipos de empresas: por un lado, pequeñas firmas dedicadas a reformas y servicios vinculados a la rehabilitación de viviendas para destinarlas al mercado del alquiler; y por otro, nuevos negocios orientados a la promoción inmobiliaria. Estos últimos actúan desde dos vertientes: la compra de solares con el objetivo de reactivar la construcción de obra nueva y la adquisición de viviendas ya existentes para reformarlas y arrendarlas posteriormente.

Sociedades formadas por entre cinco y diez empleados

Se trata de sociedades de pequeño tamaño, en su mayoría integradas por entre cinco y diez empleados, surgidas para atender una demanda creciente, especialmente en el ámbito de las reformas. El perfil del emprendedor que lidera este tipo de proyectos, apunta Salvador, suele ser el de un trabajador con amplia experiencia en la construcción que, tras años como empleado por cuenta ajena, decide iniciar su propia actividad. En muchos casos, la opción de capitalizar el desempleo mediante el pago único se convierte en el mecanismo que les permite adquirir el equipamiento inicial -vehículos y maquinaria- para poner en marcha la empresa.

Esta tendencia en el sector de la construcción coincide con una reactivación de las compraventas de viviendas, que se están viendo impulsadas por la bajada de los tipos de interés y por la irrupción de nuevos inversionistas en la vivienda, que la ven como un valor seguro, especialmente por el buen rendimiento del alquiler destinado a viviendas turísticas. 

El dinamismo empresarial también se está dejando notar en el sector turístico, que vive un periodo de bonanza acompañado de una progresiva desestacionalización. La ampliación de la temporada más allá de los meses de verano está contribuyendo a la aparición de nuevos negocios vinculados a esta actividad, aunque, según subraya Salvador, el crecimiento más intenso sigue produciéndose en el ámbito de la construcción.

El economista destaca además un cambio de tendencia en la inversión inmobiliaria: si años atrás los locales comerciales concentraban buena parte del interés inversor, hoy han perdido atractivo debido a la elevada disponibilidad y a la falta de salida en el mercado. Ante esta situación, muchos propietarios están optando por reconvertirlos en viviendas, un uso que, asegura, es el que actualmente garantiza una mayor rentabilidad gracias a la fuerte demanda de alquiler.