CASTELLÓ. Castellón cierra el año con un nuevo retroceso en la confianza de su tejido productivo. Según los datos publicados por el Institut Valencià d’Estadística (IVE), el índice de confianza empresarial armonizado (ICEA) ha descendido un 2,4% en el cuarto trimestre de 2025 respecto al trimestre anterior, tras la caída del 3,6% registrada en el tercero. Es, por tanto, el segundo trimestre consecutivo de descenso en la provincia, que sigue la misma tendencia que el conjunto de la Comunitat Valenciana, donde la confianza se reduce un 1,7%, y del conjunto nacional, que marca una bajada del 1,3%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El indicador provincial se sitúa en 122,7 puntos, lejos del máximo anual alcanzado en primavera (130,4). El saldo de opiniones sobre la situación reciente —diferencia entre respuestas favorables y desfavorables— se desploma hasta 3,5 puntos, frente a los 19,3 del trimestre precedente, reflejando un empeoramiento en los resultados empresariales de los últimos meses. Las expectativas para el próximo trimestre mejoran ligeramente, con un saldo de 7,7 puntos frente al 2,0 anterior, lo que indica una percepción más optimista de cara al arranque de 2026. Así, el 25,9% de los gestores de empresas de la provincia tienen una percepción favorable respecto al próximo trimestre, frente a un 18,2% que manifesta expectativas desfavorables.
A nivel autonómico, el 26,4% de los gestores empresariales prevé un trimestre favorable y el 13,9% es pesimista sobre la marcha de su negocio. El saldo entre ambos se sitúa en 12,5 puntos, frente a los 9,4 del trimestre previo, aunque sigue por debajo de los valores de mediados de año.
El decano del Colegio de Economistas de Castellón, José Manuel Salvador, atribuye la pérdida de confianza a la confluencia de factores internacionales y locales: “La incertidumbre por las amenazas arancelarias de la administración Trump, unida a la inestabilidad y aumento de precios de combustibles y costes energéticos por conflictos bélicos como la guerra de Gaza en Oriente Medio, están haciendo mella en la confianza empresarial y ralentizan la inversión”. Según Salvador, “el hecho de que la industria azulejera, fundamental para Castellón, ya esté comenzando a notar el efecto de los aranceles de Estados Unidos, con una bajada en la producción en los últimos meses, contribuye a que esta confianza se resienta”.
El economista advierte además que “Castellón es la provincia que lidera la subida del IPC a nivel nacional el último año, y una tendencia inflacionista ralentiza el consumo, afectando tanto a la inversión como a la producción”. De hecho, las expectativas empresariales para el próximo trimestre en relación a los precios apuntan a que se mantendrá esta tendencia inflacionista. Un 11,9% considera que los precios se incrementarán frente a un 7,7% que considera que disminuirán.
En este sentido, considera “fundamental que haya una mayor estabilidad geopolítica para que en los próximos meses puedan bajar los costes energéticos y se reduzcan los costes de producción de la industria castellonense, que tiene una alta dependencia energética, mejorando las expectativas”.
A esta coyuntura se suma una ralentización del dinamismo empresarial. La creación de empresas disminuyó un 1,4% en el tercer trimestre de 2025 respecto al anterior, coincidiendo con la entrada en vigor de la nueva era arancelaria dictada por la administración estadounidense. Pese a ello, Castellón mantiene un saldo positivo interanual, con 19.178 empresas inscritas en la Seguridad Social al cierre de septiembre, 37 más que un año antes.
Con estos datos, la provincia encara el nuevo ejercicio con cautela: el tejido empresarial sigue resistiendo, pero la confianza se resiente por un contexto global adverso y una presión de costes que limita la inversión y las expectativas de crecimiento.