CASTELLÓ. El absentismo laboral se ha consolidado como uno de los principales desafíos económicos y sociales en la provincia de Castellón. Así lo concluye el análisis presentado en la mesa redonda “¿Absentismo y/o ausentismo? El compromiso y su impacto en la productividad y el mercado laboral en Castellón”, organizada por el Club de Recursos Humanos en la Cámara de Comercio de Castellón, donde se alertó de que el coste asociado a las bajas laborales alcanza ya los 1.000 millones de euros anuales, más del 5% del PIB provincial.
Los expertos reunidos coincidieron en que la situación es más grave que en el conjunto de España: las bajas son más largas, el coste por trabajador es más elevado y las patologías relacionadas con la salud mental han irrumpido con fuerza hasta convertirse en el epicentro del problema.
El debate, moderado por Evangelina Armero, coordinadora técnica de Unimat, reunió a Miguel A. Pitarch (director de Asepeyo Castellón), Azuzena García (catedrática en Psicopatología), Javier Ferreres (secretario general de UGT-FICA), Tamara de Haro (responsable de Recursos Humanos de Nayar Systems) y Charo Llorca (responsable de Recursos Humanos de Sacmi Ibérica), quienes analizaron causas, impacto y posibles soluciones a un fenómeno que no solo tensiona a las empresas, sino que afecta a la salud, al bienestar y a la cohesión social.
El informe sitúa a Castellón por encima de los principales indicadores nacionales de absentismo. La duración media de las bajas se aproxima a los 50 días, frente a los 37 del conjunto del país. A ello se suma un coste medio por trabajador de 3.060 euros, un 10% por encima de la media española.
El fenómeno, además, muestra una tendencia alcista sostenida, con un incremento de entre el 50% y el 55%, superior al crecimiento nacional, que ronda el 45%-50%. A esta evolución se añade un factor especialmente preocupante: la cronificación y repetición de las incapacidades temporales, que genera un bucle de ausencias prolongadas y reincidentes.
Pese a ello, las ponencias recordaron un dato relevante para el diagnóstico: el 75% de la población trabajadora no registra ninguna baja al año. El reto, apuntaron, es identificar y reforzar los factores que permiten a esta mayoría mantener una buena salud laboral.
La radiografía de las bajas laborales en Castellón revela un protagonismo creciente de dos bloques patológicos. La salud mental se ha convertido en la primera causa de baja, con un 21% del total, seis puntos por encima de la media española. Su duración media, que alcanza los 130 días, subraya la gravedad y la dificultad de recuperación. Desde la pandemia, las bajas por este motivo han aumentado a nivel nacional un 111%. Los trastornos musculoesqueléticos, especialmente las lumbalgias, representan en torno al 15% de las bajas. Entre ambas áreas suman la mitad de todo el absentismo de la provincia.
En cuanto a los sectores más afectados, el análisis desmiente la idea de que el problema se concentra en los servicios. La industria, la Administración pública, los sectores sanitario y sociosanitario —marcados por guardias y ritmos laborales extremos— y el transporte figuran entre los ámbitos con mayor incidencia.
Las conclusiones del encuentro señalan que el aumento del absentismo no puede explicarse únicamente por factores médicos. Los cambios en las dinámicas sociales y laborales están redefiniendo el compromiso, la motivación y la permanencia en las empresas.
Las generaciones más jóvenes priorizan la calidad de vida, la flexibilidad, la formación continua y unos valores personales que desean conciliar con el empleo. La cultura de la inmediatez —propia de un entorno digital acelerado— condiciona la manera de gestionar el estrés y las expectativas.
En determinados sectores, además, las empresas se enfrentan a un reto añadido: una alta rotación voluntaria (ausentismo) que compite en impacto con el absentismo por incapacidad temporal.
Más prevención y flexibilidad
El informe destaca que la solución requiere un enfoque integral que combine prevención, liderazgo humano y colaboración sindical. Así, entre las propuestas que plantean los expertos para abordar esta problemática destacan reforzar la prevención y el papel de las mutuas. Esto implica fortalecer aquellas condiciones que permiten que el 75% de los trabajadores no registre bajas a lo largo del año, así como avanzar en una colaboración público-privada que agilice pruebas diagnósticas, tratamientos y procesos de rehabilitación.
También se considera imprescindible mejorar la coordinación con las mutuas, cuya concordancia con las propuestas de alta se sitúa actualmente por debajo del 50% en la provincia, y aplicar de forma rigurosa las evaluaciones de riesgos psicosociales y las encuestas de clima laboral para detectar de manera temprana posibles factores de riesgo.
En el ámbito empresarial, la transformación cultural es clave. Se propone intensificar la formación en liderazgo emocional para los mandos intermedios, que actúan como primera línea en la detección de problemas y en la gestión del bienestar de los equipos. A esto se suma la necesidad de consolidar una cultura organizativa basada en la confianza, con una comunicación transparente sobre resultados y estrategias.
Asimismo, se plantea promover la flexibilidad horaria, los modelos de trabajo híbrido y las políticas de conciliación como medidas esenciales para reducir el estrés y favorecer la retención del talento. Finalmente, se subraya la importancia de los programas de bienestar corporativo, las actividades que refuercen el sentido de pertenencia y los beneficios sociales —como los seguros médicos que incluyan asistencia psicológica— para prevenir bajas prolongadas y mejorar la salud integral de la plantilla.
Los expertos subrayaron que las empresas están haciendo esfuerzos significativos, pero se encuentran con un sistema de salud pública que no responde con la rapidez y los recursos necesarios. La escasez de profesionales, los retrasos en diagnósticos y las listas de espera cronifican las bajas y dificultan la reincorporación laboral.
Por ello, se reclamó una mayor presión social y empresarial para exigir mejoras estructurales que permitan abordar el absentismo desde una perspectiva integral.