CASTELLÓ. Si algo caracteriza a Los Voluble (Pedro y Benito Jiménez) es la experimentación. Llevan más de dos décadas haciendo shows donde mezclan el flamenco y la electrónica con imágenes algo bizarras, extraídas muchas veces de los informativos de televisión. "Hoy seguramente salga Carlos Fabra en nuestro show, ya que vamos a Castellón", nos avisan. Los hermanos andaluces llevan esta noche (21:15h) al escenario del emac. de Borriana su espectáculo Flamenco is not a crime. Un set que podría funcionar tanto en un festival de música electrónica como en una muestra de arte jondo, aunque en ambos casos -avisan- rompería con lo establecido. Los creadores hacen una reflexión heterodoxa sobre lo flamenco, la fiesta o el purismo que todavía acompaña a ambos géneros.
Bajo esta premisa de ofrecer "mezclas sucias en directo", pero llenas de contenido que dejarán a más de uno sin hipo, han logrado incluso inaugurar la Bienal de Flamenco en 2020 o actuar en Canal Sur. Pero, además de sus actuaciones en solitario, el dúo sevillano es conocido por sus trabajos a tres manos con el guitarrista Raúl Cantizano o el mismo Niño de Elche. También, sus ganas por explorar el audiovisual, les ha llevado a firmar videoclips para Pony Bravo, Maria José Llergo o Califato 3/4.
Los Voluble cuentan más sobre su proyecto en las horas previas a su concierto en Burriana. Eso sí, su fiesta regresará a la terreta más pronto que tarde. A finales de mes actuarán en la undécima edición del Festival de Poesía de València, Vociferio.
-Lleváis a Burriana vuestro show Flamenco is not a crime. ¿Qué tiene que saber quien vaya a veros?
-Es un proyecto audiovisual. No es un concierto en el que se ponen imágenes y ya, sino que se hace en directo como si fuera una película. Es un show en el que intentamos crear una conexión entre la idea de salir de fiesta y el flamenco, porque tiene mucho que ver con nuestra cultura popular. Además, está muy presente la música electrónica. Un trabajo sobre las contradicciones, las purezas y las rarezas que nos da el flamenco y la música de rave. Queremos crear una reflexión en torno a la fiesta, sobre todo, porque adquiere un nuevo significado cuando se la prohíbe. Nadie podría imaginarse que las fiestas iban a estar prohibidas.
Tomamos pues lo electrónico, y los movimientos que han habido en torno a este género, como puede ser la Ruta de Bakalao en la cultura valenciana, y lo traemos al presente.
-Siempre habéis defendido que la cultura popular es "apropiable" y vuestra propuesta parte, de hecho, de ese mismo posicionamiento. ¿Por qué?
-Nuestro proyecto atiende al apropiacionismo, porque la cultura no deja de ser la suma de ideas que han ido copiándose las unas de las otras. Además, para trabajar ponemos la mirada en un paisaje mediático que está lleno de sonidos e imágenes. De lo que nos apropiamos es de ese mensaje mediático. Lo hacemos desde una actitud consciente, como si el apropiacionismo fuera el noveno arte. Para nosotros, la remezcla y apropiarse de lo que encontramos forma parte del trabajo.
-Parece que esa concepción más ortodoxa que ha existido siempre por el flamenco está totalmente superada. No son pocos los artistas como vosotros, Niño de Elche o la misma Rosalía, que han roto las reglas.
-El flamenco nunca ha tenido reglas, el problema es que puede ser un arte muy de derechas o muy progresista y de izquierdas. Las dos cosas son válidas, ahora hay que tener claro que el flamenco, lo que es y ha sido siempre, es un arte muy contemporáneo y muy vivo. Y no hay ningún historiador o historiadora que te pueda argumentar que exista algo estático. Cuando a principios del siglo XX se empieza a introducir el micrófono en el flamenco, cambia totalmente la manera de escucharlo, ya no hacía falta rasgar la guitarra muy fuerte. Lo que hace Rosalía o Niño de Elche es introducir técnicas actuales.
La resistencia a que algo cambie siempre va a estar ahí porque hay quien cree que esto es de su propiedad. El problema es cuando esa resistencia se institucionaliza. Están habiendo muchas instituciones que marcan cuáles son los caminos que ha de seguir o no el flamenco. Todos son válidos, aunque el que nosotros seguimos es el heterodoxo. Y la experimentación ha estado en el flamenco desde siempre. Una de las figuras más relevantes ha sido José Val del Omar, poeta, cineasta, inventor granadino que ya hizo en los años 50 una película fundamental y heterodoxa, Aguaespejo granadino.
-En vuestro show mezcláis la música electrónica con pregones, martinetes y tonás. ¿Cuánto más extraña sea la mezcla mejor para Los Voluble?
-[Ríe] Jugamos a que si vienes a vernos, la cabeza empieza a darte vueltas. Nos gusta mucho introducir la Semana Santa en nuestros espectáculos, especialmente la sevillana, que es como la más notoria, pero en realidad no tiene mucho de diferente de los paseos de Moros o Cristianos, o los cabezudos. Al final son ritos en la calle, como performance colectivas. Pero sí, nuestra cabeza funciona así, tiene sentido mezclar la Semana Santa con los cabezudos de Burriana y los nazarenos de otro sitio. No tanto por crear cosas diferentes, sino porque buscamos hacer pensar al público. Huimos mucho del hedonismo sin pensar. Había un dj que decía, piensa mientras baila, para nosotros también es eso. Queremos que el público haga sus asociaciones como quiera.
Sabemos que hoy en nuestro show aparecerá seguramente Teodoro García mosqueado por el resultado de la Reforma Laboral, o Carlos Fabra, ya que vamos a Castellón. También tendrá que estar ese hombre tan importante con sus gafas negras. Esas imágenes aunque sean extrañas de ver en una fiesta, te conectan.
-Os proponéis romper también con la 'opacidad' de la electrónica.
-Te diría que en la música eléctrica es igual o más ortodoxa que el flamenco. Hay más personas que te dicen por donde ir o no ir. De hecho, es más fácil encontrar Los Voluble en un contexto flamenco que de electrónica, porque nuestro trabajo al ser político y diverso parece no encajar en los festivales de música electrónica. A los promotores les molesta nuestros discursos. Es lo que antes te decía del hedonismo. Se disturba el concepto de rave o de fiesta cuando los estilos de la electrónica son tan ortodoxos. Nos encanta la música electrónica y sobre todo nos gusta mezclarla de manera muy sucia. Sabemos que esto no siempre gusta, pero es nuestra manera de hacerlo, no somos los únicos.