CASTELLÓ. No hay galardón más prestigioso en el mundo de la dirección coral que el Eric Ericson Award. Llegar a participar ya es todo un éxito para cualquier director de orquesta que se precie, pues para acceder a las semifinales (tan solo 8 lo consiguen) debe pasarse un riguroso casting al que, en la actual edición, se presentaron 93 candidatos. La final tan solo está al alcance de unos pocos elegidos, tres en este caso, entre los cuales tuvo el privilegio de estar Marcel Ortega i Martí.
El tarraconense hizo historia, no solo por llegar a la final, sino por ser el primer español en lograr participar. Participación en la que, de forma indirecta, estuvo muy presente Castelló, pues Ortega es el actual director titular de la Banda Municipal, ha ejercido como tal durante cinco años y actualmente se encuentra de excedencia en Barcelona.
Castellón Plaza ha tenido la oportunidad de charlar con él, felicitarle por lo conseguido y preguntarle por su pasado en Castelló. También por su futuro, porque, en principio, algún día desea volver, aunque no sabe cuando. Ahora, Ortega disfruta de su nueva vida cerca de su familia y amigos, en la que compagina su tarea como docente en el Conservatorio de Barcelona con los demás proyectos que paulatinamente le van surgiendo.
-Antes que nada, me gustaría felicitarte. Has quedado subcampeón del mundo en el concurso de dirección coral más prestigioso del mundo, el Eric Ericson Award. Además, has sido el primer español en conseguirlo. ¿Cómo se siente uno después de un éxito tal?
-Por una parte, me siento agradecido al ver tantos años de trabajo y esfuerzo recompensados. A lo largo de su carrera, cualquiera, se topa con muchos 'no' y pocos 'sí', y este ha sido un 'sí' sostenido, uno que me ha alegrado mucho y me ha liberado al hacerme consciente de que estoy yendo en una buena dirección.
- ¿Cómo llegaste a poder participar en él? No sé si podrías contarme qué requisitos son necesarios o cómo funciona el concurso.
-Este concurso está compuesto por tres fases: una primera preliminar, las semifinales y la final. La preliminar consiste en una selección que se hace por Internet, en la que envías tu currículum y dos vídeos con unas características concretas. En uno de los vídeos tienes que aparecer dirigiendo un coro en un ensayo, en inglés y desde una perspectiva frontal en la que se vea al director, su forma de desenvolverse y de trabajar con el coro. En el otro, debes hacer una interpretación para que vean cómo diriges sin hablar, simulando así una situación real de concierto. A esta fase preliminar se presentaron 93 candidatos. El comité tan solo seleccionó a 8 para avanzar a las semifinales.
Las semifinales fueron en Estocolmo. Allí tuvimos dos días de pruebas, cada día con un coro diferente y una pieza diferente. Tan solo contamos con 30 minutos cronometrados para ver hasta dónde podíamos llevar a los músicos. Es como si te dicen, tienes una mañana para entrenar al Barça, a ver qué puedes hacer tú con los mejores jugadores del mundo.
-En la final, junto a dos directores más, interpretaste en concierto una obra frente a un jurado de expertos. ¿Cuál crees que fue el factor que hizo que finalmente quedaras segundo y no primero? ¿Por qué piensas que el jurado no se decantó por ti?
-No lo sé, la verdad. En un concurso así, se valoran muchos aspectos, pero principalmente tres: tu conexión con el coro, tu técnica de dirección y el resultado sonoro. No sabría decirte qué hizo que se decantaran por uno u otro. Más o menos valoraron estas cosas, nos hicieron unos comentarios y nos dijeron qué les había gustado de cada uno.
-¿Cuántos años de estudio y trabajo hay detrás de este reconocimiento?
-Para este concurso en concreto, me puse a estudiar desde el 17 de junio, que fue la fecha en la que me notificaron que había sido seleccionado. En general, yo hago música desde los 4 años, que fue cuando mis padres nos apuntaron a mí y a mi hermano a cantar en el coro. Después es verdad que yo, cuando acabé el Bachillerato y el Grado Medio del Conservatorio, no quería hacer música. Empecé la carrera de Arquitectura, pero no tardé en volver a la música. Pero sí, puede decirse llevo toda mi vida. Y lo que me queda.
-¿Te ha cambiado mucho la vida tras el concurso? Dicen las malas lenguas que después de un éxito así es bastante común recibir propuestas laborales por parte de aquellos que han apreciado tu talento.
-Vivimos en un país en el que la industria musical tiene sus límites. El ganador del premio, como reconocimiento, tiene una gira con los diez coros profesionales más importantes a nivel europeo. Por eso es tan importante este premio. A esa persona le ha cambiado la vida radicalmente. Yo, me he vuelto a mi país, y ya veremos realmente como eso se traduce en invitaciones y nuevas oportunidades. Una cosa son las puertas enormes que se le abren al ganador y otra las ventanas que nos surgen a los demás, que dependen bastante tanto de la industria musical de tu propio país como de lo bien que sepas moverte a nivel internacional.
-Por lo que deduzco de tu respuesta, a nivel nacional no te ha llegado nada, pero a nivel internacional sí has adquirido un prestigio como para que te lleguen ciertas oportunidades...
-A ver, alguna propuesta a nivel nacional sí he recibido. Y, a nivel internacional, la misma noche del concurso tuvimos una cena institucional a la que asistieron representantes de coros profesionales que habían visto la final en directo. Alguno se acercó y me dijo que estaríamos en contacto. Ósea que sí, salen cosas, pero ahora también me toca a mi ver qué es lo que hay y a qué puertas toco alegando que soy el segundo del Eric Ericson Award.
-¿Cuánto importante es la figura del director en una orquesta? ¿Qué características crees que debe de tener un buen director coral?
-La figura del director es muy polifacética. La parte más evidente es que es aquella persona que unifica una interpretación y un criterio musical. La misión del director es convencer, sugerir, persuadir y seducir a los músicos para tomar un camino y no otro a nivel musical. Después, también hay una parte de liderazgo humano. Esta característica viene dada por el reconocimiento, por el hecho de que los músicos piensen que, contigo como líder, van a conseguir hacer cosas bonitas, bellas y que sin ti no lograrían.
También hay otro aspecto muy importante, uno al que quizá en un país como España no se le da mucha importancia, pero que sí la tiene. El director es una personalidad musical y, por lo tanto, tiene que ser alguien con un gran bagaje cultural. Una persona que, cuando abra la boca, lo que diga tenga un peso, un valor, que esté bien razonado y que tenga una solidez cultural, musical e incluso filosófica. A nivel social, el director es la cara visible de una institución. A a nivel europeo no tanto, pero, en el mundo americano, cuando hay relaciones con los sponsors, cenas oficiales, entrevistas o presencia mediática de la orquesta el director siempre acude. Es la persona con quien la gente se quiere fotografiar.
El director musical es también el programador, quien decide el menú artístico de cada día, el qué ofrecerá a su público. Por lo tanto, es quien escoge la calidad del producto que ofrecerá, los músicos con los que trabajará y los artistas de otras disciplinas a los que invitará. También define la identidad artística de su agrupación.
Por último, me gustaría decir y reivindicar que en España, en las bandas municipales, el director, desgraciadamente, es también la cabeza del departamento. No solo hace funciones artísticas, sino también de gestión. Y esto, en las orquestas profesionales y en el panorama europeo hace décadas que se ha separado.
-Pasando ya a Castelló, esta separación de la que hablas entiendo que aquí no existe, ¿no?
-Hasta ahora, no. Debería de existir y es una cosa que significaría un grandísimo avance. De hecho, en Bilbao, Madrid, Barcelona y Valencia ya lo han hecho.
-Actualmente eres el titular de la Banda Municipal de Castelló y estas de excedencia en Barcelona. ¿Qué hizo que te fueras para allí? ¿Motivos personales, profesionales o ambas cosas?
-Fueron un poco ambas. A nivel personal, quería estar mucho más cerca de casa, pero también, a nivel profesional, Barcelona te ofrece una serie de oportunidades muy diferentes a Castelló. Estoy muy satisfecho del trabajo realizado en mis cinco años allí, pero también creo que es bueno tanto para mí como para la agrupación darnos espacio y coger caminos distintos de vez en cuando.
-¿Qué recuerdo guardas de tus cinco años aquí?
-Recuerdo hacer un trabajo ingente. En Castelló, la Banda Municipal es una cuestión de Estado. Nada más conseguir la plaza a través de la oposición me di cuenta de lo importante que es para la ciudad. Allí no haces solo de director de la banda, sino que eres el director de la banda, y eso es una gran diferencia. Tu vas por la calle y eres el director de la banda, lo eres en horario laboral y fuera de él. Representas a la ciudad y a la institución, tanto para los niños y los proyectos educativos como para los músicos y los políticos. Ser el director de la Banda Municipal de Castelló va más allá de lo físico.
-Pero, esto que me comentas, ¿lo ves como un aspecto positivo o negativo?
-Todo tiene sus dos partes. Es un cargo muy absorbente. Pero a veces también es un trabajo muy bonito, muy gratificante, por todo lo que significa y por el retorno humano y artístico que recibes. Sabes que el público viene a verte porque le gusta lo que haces, porque le muestras programaciones y repertorios que nunca se habrían imaginado. Haces un plato combinado con el que consigues que la gente vaya a comer a tu restaurante. El que te consideren una garantía es una sensación inimaginable.
-También me dijiste que tenías intención, en algún momento, de regresar a Castelló. ¿Cuándo? ¿Qué circunstancias deben darse?
-No lo sé. De momento acabo de empezar mi segundo año de excedencia e iré viendo. No tengo respuesta, la verdad.
-Y, ahora, ¿qué proyector profesionales tienes en marcha que puedas contar?
-Pues tengo una temporada muy completa. En octubre, estuve en el Eric Ericson Award. Ahora, a mediados de diciembre, soy uno de los directores invitados a Santa Cecilia en Cullera. En enero, tengo un proyecto educativo con un Instituto-Conservatorio de Barcelona y, en febrero, tengo una invitación de la Banda Municipal de Barcelona. A parte, mi trabajo estable es de profesor en el Conservatorio de Barcelona. De momento, mi vida es un no parar.