CASTELLÓ. Muchas eran las caras sonrientes este viernes en el retorno del PSPV (con la alianza de Compromís) al poder en la Diputación de Castellón. En medio de una gran expectación, José Martí alzaba la vara de mando ante un Salón de Recepciones abarrotado y en el que los presentes sufrieron los rigores del calor que estos días azota la provincia. Los abanicos fueron cada vez más habituales conforme avanzada el acto, que se prolongó por dos horas.
Además de la sala magna del palacio de la plaza de las Aulas, protocolo habilitó el Salón de Plenos para los numerosos alcaldes, concejales, militantes, familiares y demás allegados que se acercaron a presenciar el cambio de color político en la institución. Incluso fue necesario disponer varias sillas en el hall, donde también se ubicó un televisor, para dar respuesta a la expectación creada.