CASTELLÓ. Cómo debió ser para Teresita Pascual convertirse en la primera mujer en estudiar en la Escuela de Artesanos y Oficios de València. Seguro, no fue fácil. En una época en la que a las mujeres no se les permitía estudiar, ella tuvo siempre muy claro qué camino tomar. Pronto empezó a dibujar las escenas y personajes que veía en los escenarios de los teatros de Russafa, acompañada siempre de su padre Jesús. Además hizo exposiciones y poetas de tanto renombre como Carles Salvador le encargaron hacer ilustraciones para sus libros. Sin embargo, esto fue en la República, con la llegada de la guerra y la posterior dictadura, su nombre y toda su obra poco a poco se desvaneció. Una pérdida de renombre, y de derechos, que también afectó a muchas otras mujeres que habían empezado a desenfundar sin miedo su talento.
No obstante, aunque el tiempo no todo lo cura, sí hace muchas veces justicia. Gran parte de la obra de Teresita Pascual reside desde el pasado 10 de septiembre en un museo al cual también da nombre. La Casa Museo Teresita Pascual se ha instalado en el pueblo de Benassal para acoger su obra, pero no solo eso, también la de toda su familia. El espacio alberga la obra artística de tres generaciones de una misma familia, los Pascual Miralles. Un viaje por tres épocas que empieza a finales del siglo XIX con Jesús Pascual, sigue en el siglo XX con Teresa Pascual y llega a la actualidad con Maite Miralles, la misma que ha decidido impulsar este museo.