Allá por 1926, Antonio Machado escribió un poema en el que mostraba la bipolaridad de una relación amorosa.

«Ni contigo ni sin ti/ tienen mis penas remedio/, contigo porque me matas/, sin ti porque me muero».

Parece que si hacemos una trasposición de estos versos de Machado a la percepción que la ciudadanía tiene de la política, la creciente sensación del votante no de izquierdas de que no hay salida es, por desgracia, muy similar. La impresión generalizada es que hemos llegado a un punto en el que ni con unos ni con otros tendrán nuestros problemas remedio.

En general, la obra de Machado se vio influenciada por la situación política de su época, y de la misma manera, la desolación de gran parte de la población, a día de hoy, es consecuencia de la situación política actual.

Hasta aquí las similitudes o semejanzas. Porque ahora, con todo mi respeto por Don Antonio Machado, voy a contradecirle.

«Ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio», no es cierto, al menos en lo que a la situación de España y de la Comunidad Valenciana, en concreto, se refiere.

Con VOX en la Comunidad Valenciana, se reducen las subvenciones a la patronal y a los sindicatos. Un 30% a estos últimos.

Sin VOX, en otras regiones, los gobiernos autonómicos, da igual del signo que sean, siguen manteniendo, cuando no aumentando, los millones y millones de euros sacados de los bolsillos de las familias, que van a parar a unos sindicatos politizados y dependientes del dinero público, gestionado por el Gobierno de turno, que en absoluto velan por los intereses de los trabajadores.

Con VOX en la Comunidad Valenciana, dos millones de euros se destinarán a un programa de apoyo a mujeres embarazadas.

Sin VOX, en otras regiones, las ayudas a la maternidad brillan por su ausencia mientras la natalidad desciende hasta límites insostenibles.

Con VOX en la Comunidad Valenciana, más de ocho millones de cooperación internacional se destinarán al control migratorio y al cumplimiento del artículo 35.2 de la Ley de Extranjería, que contempla la devolución de los menas a sus países de origen con sus familias.

Sin VOX, en otras regiones, como por ejemplo, la Comunidad de Madrid, se destinan diecinueve millones de euros para un nuevo centro de menas y se estudian nuevos emplazamientos para acoger más inmigrantes.

Con VOX en la Comunidad Valenciana, se derivan cinco millones de euros de cooperación a acciones educativas en municipios afectados por la riada.

Sin VOX, en otras regiones, millones de euros sacados de los bolsillos de los ciudadanos se destinan a proyectos como «Fortalecer la identidad del pueblo Mapuche» o a producir álbumes de música con sonidos urbanos en Honduras.

Como pueden ver, no es lo mismo con VOX que sin VOX.

Lo de «ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio», no aplica en este caso, como dije antes.

Con los datos anteriores se demuestra de forma empírica, es decir, con hechos, que cuando VOX es determinante, el derroche del dinero de los ciudadanos se reduce significativamente y los beneficios para esos mismos ciudadanos son palpables.

¿Imaginan lo que supondría un peso aún mayor de VOX en las instituciones?

Para ello volvamos al gran Antonio Machado.

«Caminante no hay camino, 

se hace camino al andar.

Al andar se hace camino,

y al volver la vista atrás,

se ve la senda que nunca 

se ha de volver a pisar».

En este caso, el poeta tiene toda la razón. Nuestras acciones construyen, paso a paso, lo que buscamos: el bien común.

Nos toca persistir, resistir a los ataques de los que se sienten molestos y seguir trabajando por y para España y los españoles con el deseo de no tener que volver a pisar la senda de destrucción por la que nos conducen.

Parafraseando a Cela: «En España, el que resiste, gana».