Paseamos bajo la sombra, el sol calienta a primera hora de la mañana. El Parque Ribalta, solitario, trae el eco de gentes que te abordan para enseñarte a leer la Biblia. Así, sin más. Pueden verse en el entorno del Parque o en la Avenida Rey Don Jaime de Castelló. Ahí están tenaces, armadas de libros bíblicos, no anuncian ninguna venta, solo ‘enseñarte a leer la Biblia’. Desconozco si tienen seguimiento. Nunca he visto a nadie detenerse ante estas parejas de profetas de lo divino. Recuerdan las vigilias, secundadas por el Obispado de Segorbe-Castelló, en el Paseo Ribalta, frente a una clínica ginecológica, de salud sexual y reproductiva, donde se puede acceder a la interrupción voluntaria del embarazo, cumpliendo con la ley. Las vigilias, y otras acciones de protesta contra la práctica de abortos legales asaltan la privacidad y acosan a las personas que acuden a la clínica así como al personal sanitario.
Son gente siniestra, grupos ultras, al parecer de pro-vida, o abogados cristianos, o Vox, o manos limpias… están por todas partes, además de estar integrados en el gobierno municipal del Ayuntamiento de Castelló. La pasada semana, el Liceu de Dones de Castelló, en el marco de la nueva edición Castelló Violeta, ofreció en el Menador, una conferencia sobre “Tiempos oscuros para la despenalización del aborto”, (en 1985), participando la abogada Asun Ventura, la psicóloga y sexóloga Isabel Toledo y yo misma como periodista que realizara reportajes en los primeros años ochenta del pasado siglo, cuando el aborto estaba casi despenalizado pero seguían los procesos y penalización al personal sanitario que lo practicaba de manera segura.
En esta charla estuvo, en su primera parte, un señor, presuntamente integrante de Vox, conocido por su participación en acciones ultras, y en la segunda parte, una señora. Se pusieron a grabar el acto, sin ser medios de comunicación, bueno en un caso dijeron que eran un medio digital sin identificarse. La sensación de intimidación era inquietante, a pesar de que tenían todo el derecho a seguir una charla abierta. A estas alturas no pueden tolerarse estas actuaciones e intromisiones en la libertad de un grupo de mujeres y público que hablaban sobre el aborto en tiempos de la transición y primeros años de la democracia.

Julie Lagier
Los tiempos que corren son peligrosos para los avances sociales y para los derechos de las mujeres. La presencia y decisiones de gobierno del partido ultra Vox en instituciones como los Ayuntamientos de València y Castelló, así como en la Generalitat Valenciana representan un serio retroceso y recortes económicos en todo lo referente a políticas sociales. Por no hablar de las acusaciones graves, agresivas, misóginas y fascistas que vierten en los Plenos municipales. En Castelló un concejal de Vox comparó recientemente el aborto con el Holocausto, por poner un ejemplo.
Las encuestas y análisis políticos hablan de un avance de los grupos de la ultraderecha aquí y en toda Europa, aupados y apoyados por el fascismo que gobierna ahora mismo en EEUU. La situación es seria para las democracias, para los valores democráticos que rigen en los gobiernos decentes. Aquí la derecha tradicional está abrazando efusivamente a su ultraderecha porque necesitan a los radicales ultras para gobernar. Está abrazando y haciendo suya la ideología de Abascal. La confrontación y violencia verbal de las estrategias diarias de la derecha generan un irresponsable clima de crispación social. Y todo vale con tal de desestabilizar un país y una democracia.
La fábrica de enredos, bulos y noticias falsas crece a toda máquina. Pero, precisamente por esto, la verdad cotiza al alza, es cada vez más valiosa. No dejemos entrar en la vida ciudadana, ni en la razón y el sentido común a quienes mienten y manipulan descaradamente. Tampoco a quienes rechazan a los seres humanos cargando contra las personas migrantes, ni tampoco a quienes agreden y odian al diferente, a quienes están en contra de los derechos y la felicidad de las mujeres.

Aikaterini Theocharidou
Mi vecina Carmen estuvo en la charla del Menador sobre los tiempos aquellos de la despenalización del aborto. Eran momentos de clandestinidad y mucho compromiso social. Los colectivos feministas iban armándose y hoy debemos mucho a aquellas mujeres, en los 60, 70 y 80, que se dejaron la piel por defender los derechos y libertades de todas.
Mi vecina Carmen se indignó cuando vio al señor presunto de Vox, incluso le recordó a los ultras Guerrilleros de Cristo Rey de Madrid, que se infiltraban en las reuniones o clases de la Facultad de Periodismo. Estremece sentir que podemos regresar a aquella oscuridad.
Mi vecina Carmen cocinó ayer un arroz marinero increíble, acompañado por ensalada de tomate, cebolla y salazones. De segundo plato, fritura de pescado. Y el postre, sandía. Volvimos a brindar por la vida que somos, por la vida que seremos. Recordamos la multitudinaria manifestación en la que participamos el pasado jueves 29 de mayo, gritamos pidiendo la dimisión de Mazón, gritamos pidiendo que las víctimas de la DANA tengan respuestas a la catástrofe. Y, ayer, volvimos a mostrar toda la rabia, indignación y tristeza por los nuevos asesinatos en Gaza, por los centenares de nuevas víctimas, la mayoría niñas, niños, mujeres y jóvenes, por los graves ataques del ejército de Netanyahu a hospitales, escuelas y centros de refugiados. Es el exterminio de un pueblo. Es un genocidio. Las cloacas ultras crecen y se reproducen.
Buena semana. Buena suerte.