CASTELLÓ.  El sector azulejero de Italia emula a la industria española, concentrada en Castellón, y también prevé cerrar 2025 con cifras positivas. Al igual que el azulejo nacional, lo hace con mejoras moderadas, en torno al 5 % en producción y al 2 % en ventas. Sin embargo, en el caso transalpino, el crecimiento procede principalmente de las exportaciones, mientras que en España ha tenido más dinamismo el mercado doméstico. Por otra parte, los empresarios italianos también se movilizan contra la decisión de la Unión Europea de recortar los derechos gratuitos de CO₂, un coste que cifran en 225 millones de euros anuales a partir de 2031.

Así, el balance para 2025 de la patronal italiana, Confindustria Ceramica, publicado en Ceramic World, sitúa la producción en torno a los 388 millones de metros cuadrados. Las ventas en el exterior han crecido un 2,4 %, hasta alcanzar los 300 millones de metros cuadrados, mientras que las ventas domésticas solo avanzaron un 0,8 %, hasta los 85 millones. En el caso español, según las previsiones de Ascer, la producción rondará -con un incremento de entre el 0 % y el 3 %- los 420 millones de metros cuadrados, y la facturación se situará en torno a los 4.800 millones de euros, lo que supondrá una variación de entre el −1 % y el 1 %.

De este modo, los dos principales países productores de Europa han registrado un ejercicio de estabilidad tras las dificultades de los años anteriores derivadas de la crisis energética y de la debilidad de la demanda.

Según Confindustria Ceramica, en las exportaciones la recuperación fue más moderada en los principales mercados de la UE, lastrada por unas condiciones económicas más débiles y por la menor inversión en construcción, especialmente en Francia y Alemania, mientras que el crecimiento fue más sólido en Europa del Este.

Por su parte, las ventas en Oriente Medio registraron un buen comportamiento, mientras que el mercado de Estados Unidos se vio afectado por los aranceles impulsados por la Administración Trump. El año estuvo marcado por un primer semestre muy positivo, debido al adelanto de compras, y una segunda mitad más débil, aunque compensada en parte por el fuerte arranque de 2025, en una dinámica similar a la vivida por el sector español.

Más costes energéticos ante una competencia internacional con prácticas de dumping

Al igual que los industriales de Castellón, la patronal italiana ha alzado la voz contra los nuevos costes energéticos previstos por la Unión Europea. Actualmente hay dos expedientes clave sobre la mesa en Bruselas: la revisión del sistema europeo de comercio de derechos de emisión (EU ETS) para el CO₂ y la actualización del Ceramic BREF, el documento europeo que define las Mejores Técnicas Disponibles y que posteriormente debe incorporarse a las autorizaciones ambientales de las empresas.

«Entre 2021 y 2025, los fabricantes italianos han gastado 130 millones de euros al año en el ETS, una cifra que aumentará hasta los 180 millones anuales en los próximos cinco años y superará los 225 millones de euros al año a partir de 2031. Esto se traduce en menores márgenes y menos inversiones, así como en un mayor riesgo de deslocalización, mientras el mercado europeo se enfrenta a una competencia internacional cada vez más dura, a menudo agravada por prácticas de dumping y ayudas estatales», advierte Confindustria Ceramica.

La patronal recuerda, además, que «en los últimos diez años, la industria cerámica italiana ha invertido más de 4.300 millones de euros en la transición energética, pero el sistema europeo ETS está imponiendo costes enormes a un sector que representa solo el 0,9 % de las emisiones europeas cubiertas por este mecanismo», señala su presidente, Augusto Ciarrocchi.

«En este contexto, si no es posible suspender el ETS a la espera de su revisión, al menos deben aplicarse con urgencia las medidas que ya están previstas en gran parte en la legislación vigente», remarca Ciarrocchi.

Los productores italianos reclaman aplazar la reducción de los derechos gratuitos del ETS hasta que existan alternativas tecnológicas viables y ampliar la compensación de los costes indirectos a la energía autogenerada.