CASTELLÓ. Cada municipio o cada núcleo poblacional lleva en su mochila historias, hechos y costumbres que le pertenecen y con las cuales va tejiendo su propia identidad. Algunas pueden pasar desapercibidas en sus inicios, pero con el paso del tiempo se les otorga el valor que merecen. Éste puede ser el caso de la creación de la empresa Embutidos San Vicente, ubicada en la pedanía de San Vicente de Piedrahita, perteneciente a Cortes de Arenoso.
Motor económico de la población
Allí, en 1989, el marido de la maestra de la escuela propuso a algunos vecinos crear una empresa que pusiera en valor la materia prima de la zona y generara riqueza económica. Unos eran los proveedores de la carne de cerdo de la raza duroc y el resto trabajaban en la sala de producción elaborando los productos que se vendían a tiendas y restaurantes de las áreas vecinas. Javier Catalán y Wenceslao Mor eran dos de aquellos valientes que iniciaron la aventura y que ahora se mantienen como socios trabajadores de una empresa que cuenta con nueve empleados y que es el motor económico de San Vicente.
“Al principio, las ventas a particulares se realizaban en el mismo edificio donde se elaboraban los embutidos y se realizaba el corte de la carne, pero desde 2009, mi madre, Eva Nebot, heredó la tienda que regentaba mi abuela en el pueblo y ahora, junto con Nuria Mor, ha pasado a ser el espacio físico donde se venden los productos de Embutidos San Vicente a particulares”, explica Carlos Catalán, hijo de Javier y Eva y coordinador de la comunicación de la firma.
Una estirpe de cerdos propia
Carlos asegura que durante sus 34 años de vida, "la firma se ha erigido en un generador de sinergias y de desarrollo económico sin perder su esencia y ha permitido que varias familias tengan un medio de vida en la localidad y no se hayan tenido que marchar fuera”. Lo de no haber perdido la esencia se basa en que toda la producción se realiza de forma artesanal y sobre todo en que los cerdos que se utilizan son de la misma estirpe con los que se empezó la empresa. “Las explotaciones del pueblo con las que se trabajaba, las cuales formaban parte de la firma, se cerraron y se externalizó el servicio a una empresa cercana, Doasa Cb, del término de Villahermosa del Río, a la que se le proporcionó los sementales que teníamos y todos los cerdos que nacen de ellos son los que nos vende a nosotros”.
Las longanizas, tanto frescas como las de pascua, o las morcillas son sus productos estrella, aunque también otros productos más elaborados como la sobrasada, el fuet, la panceta, los jamones o los callos son reclamados por los clientes de la firma de San Vicente de Piedrahita. “La venta directa en la tienda del pueblo es un punto de venta importante y muchos clientes se acercan el fin de semana a comprar los productos que se elaboran por su calidad”, dice Carlos.