VILA-REAL. La edila de Memoria Democrática del Ayuntamiento de Vila-real, Sabina Escrig, y el de Territorio, Emilio M. Obiol, se han reunido este viernes con representantes de la empresa Comaypa, Ingeniería y Control de Calidad y con Carlos Valera, implicado desde hace tiempo en esta tarea, para valorar las acciones a acometer para la recuperación patrimonial de un refugio antiaéreo de la guerra civil que se ubicaba bajo de la plaza del Labrador. En un primer momento, se analizaría la composición del subsuelo y, posteriormente, accedería algún dispositivo con cámara para comprobar el estado del refugio. El equipo de gobierno está especialmente interesado en la valoración de este espacio porque está a la vía pública, a diferencia de otros existentes en la ciudad, y, en segundo lugar, porque se encuentra en uno de los puntos de la ciudad más transitados, para estar muy próximo al Estadio de la Cerámica.
Más allá de los testigos, el consistorio sabe de su existencia porque durante la construcción del bloque de viviendas en la calle Ermita, una de las entradas salió a la luz. Sin embargo, en aquel momento la constructora tapió el acceso.
Durante la conversación entre los responsables municipales y el personal técnico, se ha recordado que la ciudad cuenta con otras dos infraestructuras de defensa pasiva en la avenida Cedre, justo en el edificio del CEIP Cervantes, y en la zona del colegio Pintor Gimeno Barón. La idea, han indicado Obiol y Escrig, es poder visibilizar las entradas en ambos espacios de forma parecida a la empleada con el trazado de la muralla que rodeaba la antigua trama de Vila-real.
Por su parte, el alcalde de la ciudad, José Benlloch, ha indicado que las acciones previstas para difundir y hacer valer estas cuestiones de la historia reciente de la ciudad van más allá. “El origen y usos de las cuevas, los refugios y los túneles que tenemos bajo nuestros pies puede resultar muy interesante para el alumnado de la ciudad. Y sabemos que resultan muy interesantes porque incluso el escritor y profesor Ángel Gil Cheza, en su libro Pez en la hierba, incluye esta trama del subsuelo como parte de la historia”, ha destacado el máximo responsable municipal que ha recordado que el río Mijares jugó un papel destacado en el diseño de estos espacios escondidos y ha apuntado que el trazado fluvial a su paso por la ciudad también cuenta con cuevas interesantes. Benlloch ha agradecido también la tarea del concejal del Archivo, Santi Cortells, que realizó una compilación de la documentación existente respecto a los refugios existentes en la ciudad.