VALÈNCIA. La genética se abre camino en el campo de la salud mental: una investigación publicada en la revista Nature Genetics y replicada por Rexmolón apunta a que los genes pueden llegar a predecir el riesgo de suicidio en los casos de depresión. El estudio analiza datos de más de 150.000 personas con depresión a partir de biobancos de países nórdicos. Una muestra de envergadura en la que los investigadores buscaban hacer una comparación entre la depresión que aparece antes de los 25 años (de inicio precoz) y aquella que lo hace a partir de los 50 años (de inicio tardío).
Los resultados del estudio apuntan a que ambos tipos de depresión cuentan con arquitecturas genéticas muy diferentes. La que sufren los más jóvenes suele ser más grave clínicamente y está asociada con un mayor riesgo de tener intentos de suicidio o trastornos psicóticos, así como ansiedad, trastorno bipolar, trastorno por déficit de atención con hiperactividad o abuso de sustancias. Por su parte, la depresión que aparece en los más mayores suele estar relacionada con problemas cognitivos y cardiovasculares relacionados con la edad del individuo que la sufre.
Así lo apunta Rexmolón en su artículo sobre el citado estudio, que también concluye con una relación entre la depresión temprana y el riesgo genético de suicido. Es decir, según las conclusiones de esta investigación, la genética podría ayudar a identificar qué individuos tienen mayor riesgo de tener problemas serios de salud mental e intentos de suicidio. Esta acción se ha llevado mediante cálculos de riesgo poligénico: aquellas personas con un 10% más de riesgo genético para una depresión temprana tienen el doble de probabilidad de un intento de suicidio que los individuos con un 10% inferior.
Las puntuaciones genéticas más altas revelaban mayor número de pensamientos suicidas en cuestionarios específicos. Y es que lo cierto es que la diferencia según grupos de riesgo es importante: en el de menor riesgo, la incidencia a 10 años es del 12%; en el intermedio, del 20%; y en el de mayor riesgo, del 26%.
Para abordar los resultados de esta investigación, Plaza conversa con Manuel Pérez-Alonso, director científico de Mendel Brain, una empresa del Parque Científico de la Universidad de Valencia. Pérez-Alonso apunta a que la medicina de precisión ya ha llegado al campo de la Psiquiatría y apunta a que los hallazgos abren una puerta en la investigación genética de la salud mental, como ocurrió en su momento con el cáncer. El investigador, no obstante, reconoce que se trata siempre de un terreno delicado en el que el buen uso de la información es clave para evitar controversias.
Pérez-Alonso explica que esta investigación no es la primera que relaciona genes y psicología, pero sí utiliza un número muy elevado de muestras que permite comprobar cuáles son las diferencias genéticas entre la depresión de inicio temprano y la de inicio tardío. "Llegan a la conclusión de que la relación entre genes y psicología es causal, es decir, los genes son un componente causal importante, sobre todo en la depresión de inicio temprano", señala.
"Hay que ser cautos con los hallazgos"
Este experto remarca que los biobancos a los que han accedido los investigadores son de países nórdicos, por lo que "hay que ser cautos con estos hallazgos" y esperar a que el estudio se extienda a otros países para verificar si las conclusiones del estudio se replican en el resto del mundo.
En este sentido, apunta a que, si los resultados caminan en esta línea en las investigaciones posteriores, estos datos podrían ser una herramienta importante a disposición de los psiquiatras en el diagnóstico y tratamiento de las personas con problemas de salud mental. Pérez-Alonso lo compara con la situación que se produjo antaño con la relación de los genes y el cáncer: "Ahora se está repitiendo de nuevo la historia".
Por ello, cree que los resultados de este estudio evolucionarán hasta convertirse, dentro de unos años, en una herramienta de diagnóstico médico de la depresión. Mientras tanto, cree que se trata de una línea de investigación abierta a la espera de que los hallazgos en el resto del mundo puedan situarse en la línea de las conclusiones de esta investigación. En caso afirmativo, se muestra convencido de que podría ser una "herramienta de soporte y complemento" al trabajo rutinario en el campo de la salud mental.
Pero, más allá de los factores genéticos, Pérez-Alonso recuerda que existen una serie de elementos contrastados que intervienen en la aparición de problemas de salud mental, como son el ambiente familiar, el consumo de sustancias tóxicas o, tal y como se ha visto de manera reciente, la adicción a las redes sociales y las pantallas en general. "Los genes tienen una influencia muy importante, pero, sin embargo, un ambiente adecuado, una educación adecuada y una restricción del acceso a sustancias tóxicas, va a contribuir a evitar que el fenotipo se desarrolle", explica.
Cabe remarcar los autores del estudio señalan que no se trata de una herramienta clínica que pueda aplicarse de inmediato en la atención sanitaria, aunque sí es una primera prueba que permite abrir un campo de investigación a nivel genético que podría suponer un cambio a largo plazo en el abordaje de la salud mental. El riesgo genético podría llevar a una modificación de las estrategias de prevención del suicidio desde edades tempranas, lo que redundaría en la incidencia.