CASTELLÓ. El acuerdo definitivo para garantizar la continuidad del Acord de Fadrell, y que se escenificará en breve, obliga a Compromís a pasar por el aro con Fiestas, sometiéndose en consecuencia al rigor que marcan sus socios.
Tras el doble desdén a la concejala responsable, la socialista Pilar Escuder, primero votando en contra (y abstención) en el Consell Rector para disolver la Junta de Festes y después alinéandose con la derecha y extrema derecha sobre la moción del Patronato, la coalición nacional se ve abocada a claudicar ante las demandas del partido mayoritario en el Ayuntamiento de Castelló para preservar sus tres concejalías capitales (Cultura, Educación y Gestión de Residuos).
Esas exigencias pasan por respaldar y respetar pública e internamente a la edil del PSPV, sin poner más piedras en el camino que se conviertan en munición para la oposición. En realidad, lo que se le pide a Compromís es un cambio de actitud. La vileza mostrada desde el comienzo de la legislatura, rompiendo de forma persistente la disciplina del Fadrell, debe dar paso a la lealtad institucional.
A la formación valencianista no le queda otra. La atadura de conservar sus actuales privilegios le deja en una posición de debilidad y a merced de sus socios, aunque también le condiciona el hecho de que existan pactos de gobernanza de mayor calado, como en la Diputación, la Generalitat o Madrid.
Ser el causante de una ruptura en el Ayuntamiento de Castelló habría generado malestar y estupor, teniendo en cuenta que el propósito de una alianza progresista en las distintas administraciones obedece, entre otras cuestiones, "a actuar como cortafuego de la derecha y la ultraderecha", argumento defendido por el portavoz de Compromís, Ignasi Garcia, en distintos foros.
Ante esta tesitura, el 'desacord' ha tenido unos efectos negativos en la gestión municipal, independientemente del ruido mediático. La única certidumbre de la crisis estriba en que la negociación de los presupuestos está paralizada desde el acto de rebeldía de Compromís en el pleno del 19 de diciembre. Una desobediencia que la coalición nacionalista sabía que les costaría caro. Por esta razón, y ante la necesidad de mantener sus prerrogativas, a partir de ahora remará en la misma dirección que el PSPV y Podem en Fiestas, sin cuestionar la labor ni las decisiones de Escuder.