VALÈNCIA. La elaboración de los Presupuestos de la Generalitat ocasiona cada año uno de los puntos álgidos de fricción entre los socios del Consell. El PSPV, Compromís y Unides Podem han de aprobar el proyecto de las cuentas de 2022 antes del 30 de octubre para que posteriormente comience su tramitación en Les Corts Valencianes y obtenga luz verde a finales de diciembre. El calendario técnico lleva su recorrido –esta misma semana los departamentos tienen que volcar su propuesta para remitirla a Hacienda–, pero al margen de éste existe una reclamación política en la que es previsible que en breve comience a incidirse por parte del ala izquierda del Botànic: la negociación conjunta y global de los Presupuestos entre las tres patas del Gobierno autonómico.
La exigencia no es nueva ni mucho menos. La coalición, con la vicepresidenta Mónica Oltra al frente, lleva varios años con ella encima de la mesa sin demasiado éxito, puesto que finalmente todo acaba traduciéndose en batallas por partidas concretas o, como ocurrió el año pasado, por los recortes marcados por la Conselleria de Hacienda.
En esta ocasión, sin embargo, entra un nuevo actor que irá en la misma línea, como es Unides Podem. La formación morada sufrió a finales de agosto su crisis institucional más importante hasta el momento con la marcha del vicepresidente segundo del Consell, Rubén Martínez Dalmau, el cargo de mayor relevancia. En el puesto lo releva desde el pasado viernes el que fuera director general de Inspección de Trabajo y Seguridad Social, Héctor Illueca. Una transición a la que se ha querido dotar de normalidad pero, aunque pacífica, trae consigo cambios.
Para empezar, su perfil político estará mucho más marcado que el de su predecesor –él mismo expresó en la toma de posesión que la ideología tendrá un peso fundamental en su gestión– y ya se le ve como el próximo candidato de Podem a la Generalitat. A ello se une que tiene mayor sintonía y coordinación con la líder del partido en la Comunitat, Pilar Lima, quien mantenía constantes pulsos con Dalmau. De manera que en esta nueva etapa los temas clave a nivel de partido y de discurso estarán presentes en mayor medida con posiciones más claras.
Los Presupuestos serán, precisamente, el primer examen de ese nuevo Podem. Hasta ahora no han tenido un gran protagonismo a la hora de negociar la confección de las cuentas en el seno de la Generalitat desde que entraron en 2019 más allá de ocuparse de las específicas del departamento de Vivienda. Durante la tramitación en Les Corts tampoco ha habido grandes sobresaltos los dos últimos años con ellos más allá de algunas cuestiones polémicas como implantación de nuevas tasas.
Pero la estrategia parece que puede virar. Lo primero que plantearán los morados será esa negociación conjunta y global que pide Compromís en lo que podría ser la primera gran 'pinza' en el Consell (y que seguramente será el preludio de más). Ambos quieren opinar de toda la distribución de las partidas –sobre todo las más sociales– y no sólo de las de los departamentos que dirigen.
La intención es que se debata sobre ello en la comisión de seguimiento del Pacto de Botànic, que previsiblemente pedirán que se convoque de manera formal en una maniobra que poco agradará al PSPV.
Desde Compromís reciben de buena gana a Podem. "Si están en eso, nos encontramos en plena sintonía. Hemos sufrido seis años consecutivos una negociación que es incompatible con un Gobierno de coalición porque el responsable de Hacienda habla con cada una de las consellerias los Presupuestos y luego el Consell da el visto bueno", señalan desde la coalición.
En este sentido, remarcan que lo han reclamado desde el principio "y este año va a ser una piedra angular". "En 2020 reventó un sistema de elaboración de las cuentas y eso no puede ni va a volver a pasar. Con independencia de los plazos técnicos, no vamos a dar por cerrado el Presupuesto si la negociación no es radial", anticipan en lo que ya supone que las aguas bajan agitadas.
Más allá de esta demanda que está por comprobar si será cumplida, otro de los asuntos por el que quieren volver a pelear Compromís y Unides Podem es el de la llamada fiscalidad verde. O lo que es lo mismo, la creación de nuevos impuestos o tasas a prácticas y sectores contaminantes en el ámbito autonómico. La tasa turística y la del azúcar son dos de los clásicos que llevan años coleando y no han salido adelante por las reticencias del PSPV. Los morados podrían añadir otras relacionadas con el Medio Ambiente.
Una de las líneas en las que existe incógnita sobre si entrarán de nuevo es en la publicidad institucional, dinero público controlado por Presidencia de la Generalitat para campañas en los medios de comunicación y que sigue siendo campo de batalla de los socios por algo que consideran poco transparente.