CASTELLÓ. Vicente José Felip García aprovecha cada año para recordar la enorme colección de radios que guarda en su casa de Burriana. Por eso, hoy que se celebra el Día Mundial de la Radio y que, además, se cumplen cien años desde que la primera emisora española, Radio Barcelona, emitiera señal, vuelve a hacer un llamamiento para buscarle a esta un nuevo hogar. "Sigo luchando para que alguna institución o particular pueda hacerse cargo de mi colección, pues hay peligro de que se deteriore. Pero, veo que no hay forma y es una pena", lamenta.
En Burriana, Felip guarda una colección con más de dos mil radios y afines a la que el mismo coleccionista le ha puesto un valor de 86.600 euros, aunque está dispuesto a venderla por 70.000 euros si alguna entidad quisiera absorberla al completo. En ella se pueden encontrar aparatos que se remontan a los años 20 y que, en algunos casos, incluso funcionan. Radios de España, pero también de Txecoslovaquia, Australia, Alemania, Sudamérica y hasta Estados Unidos que ayudan a conocer cómo la radiodifusión ha ido cambiando.
"También tengo gramolas, tocadiscos, libros y revistas sobre la historia del medio", apostilla Felip. Con tan solo 16 años el castellonense empezó su vasta colección de radios y afines que logró mostrar en una docena de exposiciones en Castellón y también Valencia.
Y es que, aunque ha ejercido toda la vida como electricista, el burrianense no fue una persona cualquiera en la prensa radiofónica. El también locutor, fue miembro fundador de Radio Club Internacional en Burriana, una emisora a la que varios países se asociaron en su época, y con veinte años fue tertuliano de un programa de Radio Color.
Ahora, su deseo es que todo este material pueda viajar hasta, porqué no, un museo. "Sin radio estaríamos perdidos, es triste que la gente no sea consciente", le dice Felip García a este diario. Su sueño sería, por eso, poder almacenar todo este patrimonio en una casa museo que lo custodie cuando él no ya esté. El castellonense no pasa por un buen momento de salud y no cesa en su intento por encontrar a alguien que le ayude a dar un nuevo refugio a su colección. "He hablado con mucha gente de la política y todo se queda en palabrería", reivindica.
Cuenta Felip que, además, ha pasado cientos de horas restaurando estos aparatos casi centenarios y reconoce haberlo pasado muy mal por el temor de que todo este material termine perdiéndose. Una colección de un indudable valor histórico y también sentimental. "Me gustaría que se me recordará por la labor que he hecho por la radio. Mi sueño es que haya un museo de la radio. No me importa dónde."