VILA-REAL. Cuenta atrás para reabrir al público la conocida como ruta Botànica que conecta la localidad de Vila-real con Almassora de forma paralela al río Millars. Se trata de uno de los senderos más visitados en la localidad y que tras las lluvias del mes de septiembre del año pasado se tuvo que cerrar al público.
Las lluvias provocaron desprendimientos a consecuencia de la filtración del agua impidiendo que estuviera abierta al público. Sin embargo, la presidencia del Consorci del Millars, que ahora mismo preside la alcaldesa de Almassora, la socialista Merche Galí, ya ha adjudicado las obras que se prevé que comiencen en los próximos días.
Los trabajos tienen como objetivo quitar las rocas desprendidas y asegurar las paredes de la ruta y las ejecutará Becsa por 11.700 euros. En estos momentos se está a la espera de que la Conselleria de Industria conceda autorización para las explosiones para eliminar las rocas que hay en esta senda. Justamente el hecho de ser un paraje protegido en el que no se permite el uso de pirotecnia ha requerido el permiso de la Generalitat.
En el caso de que la Conselleria no responsa a este permiso, el Consorcio acometerá los trabajos en los próximos 15 días y tienen un plazo de ejecución de 10 días. Se trata, además, una de las últimas actuaciones de Galí al frente de la presidencia del organismo ya que el 30 de marzo se ejecutará el traspaso de poderes a favor del primer edil de Vila-real, José Benlloch.
Cabe recordar que las lluvias provocaron desprendimientos y, tras la visita de geólogos, se decidió que era mejor cerrar al público esta senda no solo por los impedimentos de las propias rocas, sino por la necesidad de asegurar las paredes de este camino que está tallado en la orografía natural del cauce del río.
La ruta Botànica comienza en el conocido como paseo Botànic Calduch de Vila-real y transcurre en paralelo al río Millars, pasando por la ermita de Santa Quitèria de Almassora y llegando a la desembocadura. Se trata de un paraíso a escasos kilómetros de ambas poblaciones y todo un ejemplo de conservación paisajística.
En el recorrido de casi 5 kilómetros se pueden contemplar infraestructuras hidraúlicas como presas o molinos y, además, cuenta con cuevas naturales que fueron refugio de los vecinos durante los bombardeos de la Guerra Civil, así como el puente medieval de Almassora o la acequia Mayor de Vila-real, que aún cruza la ciudad como una arteria de vida. Las condiciones climatológicas de este paseo, asequible para todos los públicos por no tener apenas pendiente y estar habilitada al paseo, hacen que conserve un gran patrimonio paisajístico de fauna y flora.
