VALÈNCIA. Daniela González es, desde 2019, la presidenta de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV), la entidad que representa la extensísima red de bandas valencianas. Hoy, además, se celebra la final del Certamen Internacional de Bandas de València, una de las grandes apuestas institucionales para el apoyo de este fenómeno.
-El Certamen Internacional de Bandas de València se ha reforzado de manera importante este año llamando a la participación masiva, aumentando significativa los premios… Supongo que la FSMCV se siente agradecida y partícipe de este proceso.
-Por supuesto. La verdad es que desde el primer momento nos reunimos con el ayuntamiento y ellos contaban con nuestra participación y ayuda en lo que fuera posible. Nosotros estábamos muy dispuestos a ayudar en lo que hiciera falta. Al final, muchas de las bandas que se presentan, la gran mayoría, son miembros de nuestro colectivo. Así que teníamos que estar ahí presentes.
-Si se mantiene esta apuesta fuerte, ¿Cuándo se va a anotar en la realidad y la ambición de las bandas?
-Pienso que ya este año el certamen ha sido un éxito, no solo en participación sino en movilización. El ayuntamiento de Valencia ha incrementado los premios y ha estado en contacto con muchas sociedades musicales, apoyando y haciendo eventos previos. Esto ha impulsado la participación y creo que este certamen podría ser el más importante a nivel mundial.
-Puede serlo también porque València es uno de los epicentros de la realidad bandística a nivel mundial. Durante la pandemia muchas sociedades musicales admitieron pasarlo muy mal, ¿se ha revertido esta situación?
-Sí, es difícil mantener una sociedad musical por todo lo que implica a nivel burocrático, social y educativo. La pandemia fue un momento muy bajo para todos, pero creo que hemos sido muy resilientes y salimos fortalecidos. Veo que somos un colectivo fuerte y sobre todo con muchas ganas. Yo no veo un peligro en el futuro de nuestro colectivo, sino muchas ganas a los músicos.
Por otra parte, eventos como el Certamen Internacional motivan aún más a los músicos. Creo que todo músico debería participar en algún certamen para vivir la experiencia, donde reina la competición sana y la cohesión grupal. Este objetivo común hace crecer el nivel del colectivo. Y si además hay un incentivo económico, es una gran ayuda.
-Es el gran reto continuo de las sociedades musicales, esa parte económica que puede complicarlo o facilitarlo todo…
-Claro. La economía es un desafío constante para las sociedades musicales porque nunca hay que dejar de atender los presupuestos anuales. Recordemos que nuestros músicos son voluntarios y realizan numerosos actos para mantener la banda, la escuela y otros grupos. No solo dependen de subvenciones, sino que también organizan eventos, o participan en lo que pueden ser hitos como un premio en un certamen para generar ingresos.
En todo caso, la participación en certámenes, aunque no implique un premio económico, es importante para la motivación y visibilidad de la banda. Sin embargo, conlleva gastos considerables porque tienes que alquilar instrumentos o necesitas contratar a músicos de refuerzo porque hay que tocar obras concretas… Todo esto son gastos importantes para una sociedad musical.
-¿Habéis notado un mejor trato o una mayor atención a las bandas con los cambios de gobierno?
-Ni nuestra Federación ni las sociedades musicales que representamos hemos tenido problemas con ningún gobierno, ni antes ni ahora. Somos apolíticas y mantenemos una relación fluida con todos los grupos parlamentarios de Les Corts y valoramos la comunicación abierta y fluida con las instituciones. Tanto antes como ahora, nos sentimos escuchados y nuestras solicitudes de reunión son siempre atendidas. Siempre lo he dicho y lo pongo en valor. Más allá de las subvenciones, es importante que los gobiernos conozcan nuestras problemáticas y los beneficios que aportamos a la sociedad. En este sentido, el actual gobierno también nos está escuchando, por supuesto.
-Lo preguntaba por dos cuestiones. La primera es porque desde la Conselleria de Cultura se puso en el centro del discurso la realidad bandística. La segunda es porque perfiles muy vinculados a la FSMCV han ocupado puestos de responsabilidad, por ejemplo, en la Banda Sinfónica Municipal….
-Sí, pero el resultado debe ser el mismo en ambos sentidos. El miembro de la junta directiva que mencionabas ya era funcionario del ayuntamiento antes, aunque ahora esté en la Banda Municipal. También hay que señalar que las bandas municipales no forman parte de nuestra federación.
La música debe ser siempre abanderada de temas positivos. Somos una tierra de música y músicos, y así lo promovemos tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Nuestros músicos son nuestros mejores embajadores culturales, y debemos sentirnos orgullosos de ello, sin importar ideologías.
-El turismo es uno de los grandes impulsos de la economía valenciana actualmente. ¿Las bandas tienen que estar ahí, en esa oferta turística valenciana?
-Creo que sí. Somos parte de la oferta turística. Ninguna fiesta ni tradición de nuestra comunidad se pueden concebir sin la presencia de una banda de música: Fallas, Moros y Cristianos, Semana Santa, Fogueres... Todas las festividades locales tienen a las sociedades musicales como protagonistas y banda sonora. Tenemos la luz, el mar, las fiestas... Y, por supuesto, las bandas de música forman parte de esas tradiciones, que además son un atractivo turístico claro. Formamos parte de la identidad valenciana.
-Tradición o historia son palabras que aparecen mucho cuando se habla de bandas, pero también necesita innovación y mirar hacia adelante, ¿las bandas necesitan un empujón en este sentido?
-Nuestras bandas de música, al estar gestionadas por voluntarios, a veces carecen del tiempo y dedicación exclusivos que tendría un profesional. Sin embargo, en los últimos años y tras la pandemia, han demostrado una gran capacidad de reinvención.
Se están llevando a cabo proyectos interesantes e innovadores, como conciertos temáticos y colaboraciones con otros grupos. Por ejemplo, hemos organizado conciertos y actividades para concienciar sobre el medio ambiente, tanto para niños como para adultos. También participamos en proyectos para combatir la despoblación, poniendo en valor comarcas y localidades a través de la música. La pandemia nos ha obligado a ser más creativos, y debemos seguir por ese camino, innovando y ofreciendo nuevas propuestas a nuestro público, que también las espera.
-Hablas de desplobación, y en efecto, las bandas tienen un papel muy relevante en algunas localidades que van perdiendo servicios e instituciones, mientras la banda sigue ahí. ¿La FSMCV trabaja en ponerlas en valor?
-Por supuesto, es clave. En las subvenciones públicas ya se está teniendo en cuenta la labor de las bandas en zonas con riesgo de despoblación, otorgándoles una puntuación diferente. Además, hemos organizado jornadas en distintas comarcas, reuniendo a bandas juveniles y dinamizando social y culturalmente esos pueblos.
-Al hablar de juventud y música, muchas veces se acaba estigmatizando y encajando a una generación como poco inquieta, o a la que solo le gusta un tipo de música. Pero miramos a las bandas y la juventud está ahí.
-Así es, yo discrepo totalmente con esos comentarios. Nuestras agrupaciones están llenas de jóvenes con un fuerte arraigo y sentido de pertenencia a sus sociedades musicales. Poseen valores sólidos como el respeto, el trabajo en equipo, la integración social y la igualdad, que viven de forma natural desde pequeños. Existe una excelente relación intergeneracional, y aunque los jóvenes disfruten de su tiempo libre, son responsables y comprometidos con los ensayos, las actuaciones y todos los actos que organizan sus sociedades musicales. Tenemos una juventud sana en nuestro colectivo, a la que debemos seguir apoyando, ya que son el presente y el futuro de nuestras sociedades musicales.
-¿La falta de profesionalización que hay en el tejido de la bandas hace más difícil que, al hacerse mayor, se queden?
-Nuestro tejido es amateur, pero muchos estudian en conservatorios sin dejar las bandas. Cuando nuestros jóvenes se van a estudiar fuera, al volver de vacaciones, la mayoría regresa a tocar con su banda. Es esa otra familia que se forma durante años y donde tienes amigos de por vida. Te apetece volver porque es un espacio sano, seguro, de amistad y familiar.
Y esto pasa porque es diferente a las formaciones sinfónicas, más relajado a pesar del esfuerzo. Estás entre amigos. Todas las bandas crean un ambiente positivo que te hace querer volver, y eso es difícil de conseguir. Los directivos tienen un papel importante en crear ese ambiente. Aquí todos son importantes y necesarios, desde el músico al director. Si falla uno, no funciona. Es importante que cada uno se sienta importante, porque lo es.