Abogados octogenarios cobrando menos que una pensión no contributiva (517 euros) y 7 de cada 10 profesionales en ejercicio, reportando maltrato, descortesía o restricciones en el ejercicio. Así, en resumen, está el patio. Puestos a explayarnos, un vistazo a la hemeroteca o a uno de los pocos estudios específicos sobre la situación de la profesión -el que realizó el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid junto con GAD3 el año pasado- confirman que el acoso físico o virtual, las amenazas, los insultos, el trato vejatorio o intimidatorio, las agresiones o los obstáculos por razón de género se han incorporado al día a día de la profesión, acentuándose de manera en un turno de oficio muy castigado también en materia retributiva.
La ingratitud se dispara y la rentabilidad mengua comprometiendo la capacidad adquisitiva, presente y futura, de todos profesionales en ejercicio y un desempeño sin el cual es imposible el acceso a la tutela judicial efectiva consagrada en nuestra Constitución. Mientras, quienes dejan la profesión tras muchos años de esfuerzo y de trabajo, la vida les tiene preparada una sorpresa en forma de precariedad. La Mutualidad de la Abogacía, en la que decenas de miles de profesionales depositaron su confianza, y sus retribuciones alternativas o complementarias, no garantiza un tránsito digno a la jubilación y, hasta el momento, la Pasarela Reta, tampoco.
Por todo ello, entre 10.000 y 20.000 profesionales de la abogacía, según las diferentes estimaciones, se dieron cita este sábado en Madrid para reivindicar condiciones de trabajo y pensiones dignas. Profesionales que defienden los derechos de sus clientes y se encuentran con frecuencia indefensos en su práctica diaria, una indefensión que adopta carta de ley cuando de jubilarse se trata. Entre ellos, como estuvimos en ocasiones anteriores, estábamos nosotros, miembros de la candidatura de Rafael Iniesta que optamos a los cargos de Secretario, Tesorero y diputados pares de la Junta de Gobierno del ICAV, Ilustre Colegio de la Abogacía de Valencia, en las elecciones de este 4 de octubre.
Estábamos porque la lucha de nuestros compañeros es nuestra propia lucha, porque el espíritu que alienta esa movilización y los objetivos que persigue, son los nuestros. Porque para dignificar la profesión, moral y económicamente, hay que hacerlo desde dentro, sin prisa pero sin pausa. También desde la institución que a todos nos representa, el ICAV. Por eso, compañero, compañera, contigo y por ti, concurrimos a las elecciones.
Lo hacemos con un programa que habla de diversidad, de mediación y deontología, de formación, de tecnologías de la información y la comunicación, pero también de protección a los y las colegiadas, lo que implica abogar por mejores medios materiales, mayor retribución para el turno, conciliación y sistema de quejas efectivos y, por supuesto, una jubilación justa, devolviendo a la profesión, a quienes la ejercen y al ICAV la dignidad, el prestigio y la consideración que merecen. Por la ciudadanía a la que tenemos el orgullo de servir. Contigo. Por ti.