CASTELLÓ. El brote de covid-19 que ha afectado al Castellón en los últimos días ha obligado a la plantilla del primer equipo a buscar métodos alternativos para mantener la forma ante la imposibilidad de entrenar en grupo. Así, el cuerpo técnico del conjunto albinegro ha dispuesto de un plan de trabajo individualizado para los jugadores, que tendrán que estar aislados en sus domicilios al menos hasta el 21 de noviembre.
Este procedimiento pretende recudir los efectos del confinamiento en la condición física de los futbolistas, de modo que éstos puedan regresar a la competición con una base mínimamente sólida. La vuelta se producirá, salvo contratiempos, frente al Betis B, el sábado, 27 de noviembre
Se trata de una situación que no es nueva en el conjunto albinegro, que ya vivió un encierro en 2020, cuando se declaró el estado de alarma por el aumento de casos del recién surgido virus chino.
El aislamiento de entonces se inició el 15 de marzo y se prolongó durante dos meses y medio. El Castellón, que militaba en Segunda División B y que estaba entrenado por Óscar Cano, ocupaba la primera posición de su grupo a falta de diez jornadas para el final de una fase regular que nunca se reanudó, lo que le clasificó automáticamente para las eliminatorias de ascenso como primero de grupo.
La vuelta al trabajo se produjo el 25 de mayo de 2020, en unas sesiones que respetaron los protocolos de desescalada establecidos por las autoridades, con entrenamientos individuales en turnos de ocho jugadores, antes de que se retomara gradualmente la normalidad.
De aquella plantilla permanecen David Cubillas, Álvaro Campos, Carles Salvador, César Díaz y Juanto Ortuño, además del lesionado de larga duración Jorge Fernández, que aún no está apto para ejercitarse. Todos ellos repetirán este procedimiento y esperan regresar con fuerza a la competición como lo hicieron entonces.
