CASTELLÓ. A raíz del episodio de fuertes lluvias vivido hace justo una semana, el Ayuntamiento de Castelló constata que el cambio climático obliga a replantearse la estrategia para combatir los problemas de inundabilidad. La proliferación de nuevos puntos susceptibles de sufrir encharcamientos, provocando incluso cortes de carreteras, supone una dificultad añadida a la hora de aplicar los protocolos.
En efecto, las áreas inundables ya no son las mismas de siempre. Algunas sí, pero otras no lo eran hasta hace unos años. Las escorrentías, cuando se producen tormentas, ya no proceden de los mismos lugares, por lo que el Acord de Fadrell trabaja en el reconocimiento de esos nuevos puntos y, a partir de detectarlos, acometer las correspondientes obras de mejora del drenaje.
"Vamos a seguir aumentando la inversión en estas actuaciones, pero ahora estamos identificando de dónde vienen las aguas para poner solución", explica el concejal de Urbanismo, José Luis López. Uno de esas zonas conflictivas en la avenida Valencia, donde las inundaciones se repiten cada vez que las precipitaciones se disparan en poco tiempo. "Estamos mirando por qué baja tanta agua desde Gran Vía. Una vez tengamos claro el problema, pondremos solución", añade.
Otra área complicada es la Marjaleria. En concreto, las zonas de Bovar, Senillar y Molinera. Aquí, la solución no genera debate. Se trata de arreglar el colector. Sin embargo, existe una dificultad jurídica. El Coto Arrocero, como propietario de la infraestructura, debe asumir la reparación. Si la no puede costearla, el Ayuntamiento necesita un amparo legal para actuar. "En cuanto tengamos esa garantía, actuaremos", asegura López.