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el grupo solicita un millón de metros cúbicos anuales, el 10% de su capacidad

La cerámica STN se propone sacar del letargo a la desaladora de Moncofa, tras 5 años en dique seco

4/11/2018 - 

CASTELLÓN. La desalinizadora de Moncofa podría salir del letargo casi un lustro después de que finalizaran las obras de construcción. La compañía azulejera Grupo STN (anterior Stylnul), a través de sus empresas Azulmed y Cerámicas Tesany, ha solicitado una autorización a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para utilizar un millón de metros cúbicos anuales de agua procedente de la planta desalinizadora. Fuentes de la empresa aseguran que el objetivo de esa concesión de aguas es abastecer la creciente producción azulejera en su planta de Nules. Si finalmente la CHJ otorga la concesión, la desaladora de Moncofa apenas funcionará al 10% de su capacidad máxima para dar respuesta a las necesidades hídricas del Grupo STN, dado que puede producir un tope de 10,5 millones de metros cúbicos de agua anuales (ampliables al doble con una obra si fuese necesario).

La progresiva implicación del sector cerámico en la reactivación de la desalinizadora de Moncofa se antoja fundamental. Hace tres años la Unión Europea concedió una prórroga hasta el 31 de marzo de 2019 para poner en marcha esta instalación y la del norte de la provincia, Cabanes-Orpesa y, de esa manera, evitar la devolución, en conjunto, de casi 35 millones de euros en ayudas comunitarias que se otorgaron para la construcción de ambas plantas.

El Gobierno ha invertido más de 120 millones de euros en las dos plantas desalinizadoras construidas en la provincia de Castellón, con una previsión de abastecimiento de 225.000 habitantes, pero el frenazo inmobiliario truncó los planes y dejó en el limbo las nuevas instalaciones. En 2006, antes de la crisis inmobiliaria, municipios como Moncofa o Xilxes, en el caso de la planta del sur, y Cabanes, Orpesa y Benicàssim en la del norte, firmaron convenios con el Ministerio de Medio Ambiente para comprar agua desalada pero a un coste económico inasumible años después, cuando los planes urbanísticos han quedado aparcados.

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