CASTELLÓ. El entramado judicial derivado del accidente del Nazmiye Ana, el buque que el pasado 28 de mayo dio la vuelta completamente en el puerto de Castellón con el trágico balance de dos personas muertas y una herida, todavía está lejos de quedar resuelto. De momento, la declaración que los tripulantes llevaron a cabo ante la jueza a finales de julio les ha permitido volver, por fin, a sus hogares.
Los últimos en regresar han sido los dos marineros indios y el primer oficial egipcio, que partieron desde el Grau el pasado fin de semana. En concreto, los dos primeros confirmaron este martes que ya se encontraban en casa. Han tenido que pasar más de dos meses y medio para que puedan ver de nuevo a sus familias. En el caso de los tripulantes turcos, estos ya habían viajado con anterioridad, en dos turnos, a sus casas.
La satisfacción más grande para todos ellos, después de una desgracia como la que vivieron en primera persona -y en la que perdieron a un compañero indio y al estibador tristemente fallecido- ha sido que, al menos, han percibido los salarios atrasados y las compensaciones que les corresponden tras un siniestro de este calibre.
Esto ha sido posible gracias a la negociación que el responsable de ITF-UGT en la Comunitat Valenciana y Murcia, Juan Ramón García, llevó a cabo con el abogado que, en representación del armador del barco, la naviera turca Sinop Shipping, se desplazó hasta Castelló. "Lo más importante es que los tripulantes ya están todos en su casa con los salarios y las indemnizaciones que les corresponden", señala García.
No en vano, el accidente puso al descubierto las condiciones en las que trabajaba la tripulación, con salarios de tan solo 300 euros al mes y las vacaciones incluidas y a algunos de los cuales además el armador adeudaba tres mensualidades.
De esta manera, tan solo el capitán del buque permanece en el hotel del Grau en el que se aloja desde el accidente. No en vano, la titular del Juzgado de Instrucción nº3 de Castellón ha determinado que, como imputado, está obligado a presentarse de forma periódica en el mismo hasta que no se haya dilucidado la responsabilidad penal de todas las partes.
En este sentido, la investigación, que sigue bajo secreto de sumario, estima por el momento como perjudicados por el siniestro, además de a la tripulación, a la Sociedad de Estiba y Desestiba de Castellón y al fletador del navío, la firma Transbull.
Un documento clave en la investigación y con el que dilucidar las diferentes responsabilidades ha de ser el informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos, dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Pero de momento el informe no está concluido ni parece que vaya a estarlo a corto plazo. Y las partes esperan que hacia octubre la jueza celebre una nueva vista con el fin de ir concluyendo las diligencias.
Mientras tanto, el buque turco y de bandera panameña espera sobre el Muelle del Centenario el momento de ser desguazado. Tras la complicada maniobra de izado y su estabilización, el navío reposa en la terminal el momento en que se retomen las labores, esta vez para su desmantelamiento. Además de la incidencia que este obstáculo tiene en la actividad portuaria, el desguazado permitirá borrar de la vista uno de los accidentes más desgraciados que el puerto de Castellón ha vivido en sus más de 120 años de historia.