CASTELLÓ. El nuevo atraque de graneles líquidos con que contará la dársena sur parece haber puesto punto y final al culebrón que está suponiendo el inicio de sus obras. Después de que Rover Alcisa desistiera de materializar la instalación de la que resultó beneficiaria debido al retraso que sufrió el proceso de adjudicación, la Autoridad Portuaria de Castellón resolvió en primavera quiénes serían los nuevos contratistas, Becsa y FCC, no sin antes afrontar otras dos renuncias a materializar la obra.
Así, el 1 de abril, los técnicos definieron que sería la Unión Temporal de Empresas formada por estas dos compañías las que materializarían la actuación, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha publicado la adjudicación. De hecho, según el documento de la Plataforma de Contratación del Estado, del 4 al 24 de abril se debía haber formalizado el contrato. Más de medio año después, este paso todavía no se ha dado.
Así las cosas, no será hasta avanzado 2021 cuando verá la luz la nueva infraestructura, que debe dar servicio a los productos que importan la refinería de BP, la planta de UBE y la de biodiésel de Masol, así como permitir la exportación de los materiales que producen estas dos últimas factorías.
No en vano, los pliegos establecen un periodo de 14 meses para materializar las obras. Con ello, la nueva plataforma estará construida prácticamente dos años después de lo que preveía el proyecto. Según consta en el mismo, las actuaciones constructivas deberían haber comenzado en 2017 y haber acabado este 2019.
Asimismo, tras las sucesivas renuncias, el montante del contrato asciende a 4,5 millones de euros, tan solo 300.000 por debajo del presupuesto base de licitación. Según consta en los diferentes anuncios, y ha repetido la Autoridad Portuaria en varias ocasiones, el proyecto cuenta con financiación de la UE a través del Banco Europeo de Inversiones.