CASTELLÓN. De Palencia a Orense en cuestión de días. El PP de la provincia de Castellón engrasa la maquinaria congresual para que los afiliados con derecho a voto puedan ejercer su sufragio y, después, se elegirán los compromisarios que serán los que tendrán la última palabra en el cónclave. Pese a que todavía no se ha definido el modelo de congreso, lo cierto es que los estatutos nacionales recogen la opción de primarias y, aunque todo apunta a que el gallego Alberto Núñez Feijóo será elegido presidente, la opción de varias alternativas existe.
En la junta directiva nacional el Partido Popular de Castellón ha votado a favor de la petición de un congreso que de carpetazo a la era de Pablo Casado y de que se convoque un nuevo congreso nacional extraordinario el próximo mes de abril en Sevilla. Los representantes del PPCS en la junta directiva nacional del PP son la presidenta provincial, Marta Barrachina, los parlamentarios nacionales: Óscar Clavell, Salomé Pradas, Vicente Martínez Mus, Alberto Fabra y la presidenta local, Begoña Carrasco, que han asistido a la convención que ha despedido al hasta ahora líder.
Sin embargo, en el caso de Castellón, tal y como sucede en otras provincias españolas, la nueva cita nacional llega con las heridas abiertas de los congresos provinciales y locales. No en vano, todavía no ha acabado la renovación de muchos municipios importantes y, además, hay varios focos de conflicto abiertos justamente a causa de las renovaciones.
De hecho, ni siquiera hace un año desde que la nueva cúpula del PP de Castellón llegara al poder de la mano del dimitido Teodoro García Egea, y menos todavía del congreso regional en el que se tuvo que apartar Isabel Bonig, presidenta regional, también por la decisión de Casado y Egea.
Justamente la retirada traumática de Bonig de la política es una de las heridas lacerantes en la provincia (de donde es ella) ya que, por ejemplo, ni Alberto Núñez Feijóo, ni Juanma Moreno ni Isabel Díaz Ayuso quisieron asistir al congreso regional por respeto hacia Bonig, con la que siguen manteniendo muy buena relación a día de hoy, alineados todos en contra de Egea.
Todo este proceso se suma a los conflictos domésticos que hay en la provincia con Onda como principal exponente, donde se suman varias aristas al problema: el intento de la alcaldesa, Carmina Ballester, de optar a las primarias (y que se retiró) tras unas tensas jornadas más el nombramiento de una gestora al mes de ser elegida presidenta local.
Además, existen otros focos de tensión, como Almenara donde la presidenta local, Alicia Bañuls, dio un portazo y anunció su renuncia a las primarias tras denunciar públicamente irregularidades, así como tensiones internas en algunas localidades de la Plana Baixa o en el Maestrat o el Alto Mijares.
Sin embargo, parece que la cita nacional ha puesto el semáforo en rojo y en el PPCS se haya impuesto un espeso silencio ya que se está "a la expectativa", según explica un veterano del partido, para ver qué sucede ya que se da por hecho que Núñez Feijóo, de ser el presidente nacional, no va a mantener la misma estructura y la caída de Casado y Egea supone cortar el cordón umbilical que la provincia tenía con la calle Génova. Sin embargo, sí existe un consenso sobre que el gallego es la mejor solución de unidad entre los populares de la provincia, aunque eso sea empezar de nuevo y haya desbarajustado los planes, sobre todo en cuanto a listas electorales y peso orgánico.
