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EN LA FRONTERA / OPINIÓN

El 'cole': un educador subsidiario

24/09/2023 - 

El otro día, y a toda pastilla, se reclamaba en el informativo del mediodía de TVE que se implantara más educación e información sexual por parte de los centros educativos, todo raíz de las fotos de las niñas de Almendralejo desnudadas a través de un aplicación de “inteligencia artificial”, IA. Un asunto grave en el meollo de la cuestión y en el que casi nadie ha reparado: la gravedad reside en el hecho de que los autores de realizar el montaje y difundirlo en redes, menores de 14 años, no son conscientes de su delito. Para ellos ha sido una broma, una gamberrada a lo sumo. Ellos no saben qué es cosificar a las mujeres, “hay que partirles las bragas”, ni saben de redes de tráfico de pornografía infantil, y menos aún de trata de blancas, incluidas niñas, en medio mundo: muchas veces como moneda de cambio en las guerras. Entiendo que los papás de esos niños se lo tienen que hacer mirar, que es adonde quiero ir.

Los colegios tienen la total obligación de informar a los menores de todas estas cosas para que los escolares posean armas de discernimiento. Lo que no es misión esencial de los colegios e institutos de enseñanza media, y de FP, es la educación: no y mil veces no. Esa tarea recae en los padres, algo en lo que ya casi nadie repara. Hay niños racistas porque en sus casas palpan racismo, igual que hay niños acosadores porque en sus hogares respiran violencia, o pasan horas en las pantallas de móvil u ordenador sin ningún tipo de freno: lo mismo ocurre con el consumo de pornografía, engendro de un sexismo atronador. En este contexto, la escuela puede funcionar como un educador subsidiario, lo que no puede ni debe es suplantar a los progenitores que se desentienden por completo de la educación en su sentido más profundo.

Una de las grandes revoluciones pedagógicas en nuestro país es la de poner en marcha coles para papás y mamás que pasan hasta el culo de educar a sus hijos: muchos piensan que con aparcarlos en los centros educativos el mayor tiempo posible y atiborrarlos por las tardes con artes marciales o ballet ya han cumplido. Cuanto más tiempo estén fuera de casa mejor para ellos: así no estorban. La realidad es dura, más dura si hablamos de papás y mamás cafres con unos valores, anti-valores, obsoletos: para ellos una ración doble de cole. Me hago estas reflexiones cuando constato que no cesan las agresiones sexuales contra las mujeres, los asesinatos machistas, las humillaciones que a diario sufren miles y miles de ellas, hasta una palmadita en el culo a una periodista... Una constatación de que el Estado no puede llegar a los rincones más profundos de la legión de machirulos (también machirulas), incluyamos a Luis Rubiales, que pueblan nuestra fauna patria. Las leyes no reconvierten las conductas a corto plazo, ni atajan las manadas y manaditas que día sí y día también salen de cacería. Las leyes penalizan, qué menos: pero no evitan como por arte de magia comportamientos medievales. Y a veces se producen cortocircuitos bochornosos de despenalización como está ocurriendo con la ley de Irene Montero, la del “sí es sí” y la rebaja de condenas (hasta para los de la Manada de Pamplona). Y aún la promueven, a Montero, para que repita en el Ministerio.

Foto: EDUARDO MANZANA

El conseller de Sanidad, Marciano Gómez, ha sentado cátedra esta semana que concluye. Su departamento resulta que no es político: “Mi Conselleria no es ideológica, es como la Coca-Cola cero-cero”. Acabáramos. Siguiendo esta lógica no había necesidad ninguna de haberlo designado a él como nuevo conseller y mantener así al anterior, Miguel Mínguez. La marcianada de don Marciano viene a cuenta de las preguntas de los grupos de la oposición sobre si se va a revertir la gestión de los hospitales del “modelo Alzira”, al que él mismo contribuyó en la era de Eduardo Zaplana (lo sitúan incluso como el “ideólogo” ). Los contratos que vencen en breve son los de los hospitales de Dénia y Manises. El conseller no sabe, no contesta... eso no es una cuestión política sino meramente técnica. Pues nada, llegado el caso lo echamos a cara o cruz. Posiblemente es uno de los asuntos más políticos de la Administración autonómica (incluidas las residencias de ancianos arrastrando el “modelo Cotino”): hablamos de la salud y de la calidad asistencial desde el sistema público.

Barrunto que el señor Gómez estará dándole mil vueltas al tema después del estropicio y el caos que ocurrió en Torrevieja, y que aún colea, cuando en octubre de 2021 el Botànic ejecutó la “nacionalización” del hospital; todavía le tienen que perseguir los dolores de cabeza a la que entonces era consellera de Sanidad, Ana Barceló. También barrunto que el PP se está replanteando si la sanidad pública se puede ofrecer a las empresas privadas que al fin y al cabo buscan, lícitamente, el negocio. El Hospital del Vinalopó, Elche, regentado por Ribera Salud, ha visto una merma en sus beneficios del 21%, casi 10 millones de euros, según nos informa David Martínez en este mismo periódico. Pintan bastos.

Casi todo es política, señor Gómez Gómez Marciano. Por eso se ha relevado a todos los directores-gerentes de hospitales públicos, y otros cargos, cesando a afines a la izquierda, y nombrando a simpatizantes de la derecha (el Sindicato Médico se ha puesto las botas). Lo antipolítico es proclamar ni sí ni no, sino todo lo contrario.

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